Cumplí 40 años: ¿Estoy en la mejor etapa?
Eso de que los 40 son los nuevos 20, más que sonar a publicidad de catálogo de belleza, es una frase muy optimista que a muchos les agrada porque significa para ellos que vivirán una nueva etapa en la que, con más experiencia que en sus años anteriores, pueden llegar a ese sueño que se vende como felicidad.
En mi opinión, cada una de las edades de nuestra vida tiene su encanto y aunque ya no tenemos los tan anhelados 20, lo que si tenemos la mayoría es la gran experiencia que hemos acumulado de las vivencias y eso, por supuesto que es una gran ventaja.
Hay personas que mienten sobre su edad y esto nunca lo he comprendido, especialmente si recuerdo a mi abuela que cada año, en lugar de quitarse los números, se los aumentaba en su cumpleaños pues decía por ejemplo, si cumplía 80, que ya había pisado los 81.
Y es que para ella, el orgullo era la edad que alcanzaba y vaya que tuvo vivencias esa señora, así que me acostumbré a lidiar con personas como ella que estaban muy complacidas de la edad que tenían y de todo lo que les representaba.
Sin embargo, hace unos días tuve un episodio de esos en los que realmente me sorprendí de lo rápido que ha pasado el tiempo para mí, así que solté una de esas frases que muchos decimos cuando nos cae la realidad encima inesperadamente: "¿En qué momento pasaron 20 años'".
Hoy estaré hablando de esta edad que apenas comienzo a vivir y en la que no solo me he horrorizado cuando me dicen «Doña o Señora», sino en la que paulatinamente he estado descubriendo por qué me enamora la vida y no la edad. ¡Comenzamos!
Aquellos Sueños
Recuerdo cuando tenía unos 20 años y todos me decían que el mundo estaba en mis manos y que podría ser y hacer exactamente lo que quisiera y yo pensaba que el tiempo, no solo les daría la razón sino que muchos de los que en esos momentos eran mis sueños, ya estarían cumplidos cuando alcanzara los 40 años.
La verdad es que aunque sí, en efecto, fueron muchas las metas alcanzadas y las satisfacciones, quedaban algunas cosas por hacer y situaciones por vivir cuando un día, de pronto me encontré con la realidad de que cumpliría 40 años.
Ni siquiera había pensado en esa edad. En mi mente, en mi espíritu, seguía siendo esa jovencita soñadora e ilusa que caminaba cada tarde mirando figuras en las montañas y a quien le gustaba vivir la vida de manera sencilla.
Sin embargo, la vida me había cambiado y aunque era consciente de eso, por muchos años permití que ese espíritu soñador, alocado y divertido, se escondiera detrás de eso que llaman responsabilidad de adultos y que no es más que el resultado de los sueños que quise cumplir y de esas metas que alcancé, o no.
Además, los embarazos habían cambiado mi cuerpo, así que una nueva transformación necesitaba el doble de esfuerzo de cuando tenía 20 años pues la energía de mis años mozos, definitivamente ya no era la misma y la que tenía debía repartirla entre trabajo, cuidado de los niños, hogar, amistades y todo lo que implica ser un adulto.
Por cierto, vivo en un país en el que la vida cotidiana se ha vuelto una especie de supervivencia, así que a esa energía además debo sumarle el doble y triple de esfuerzos para por ejemplo, poner combustible a mi carro, tener la despensa llena, tener agua en mi casa o siquiera, electricidad o conexión a internet para trabajar, pero ese es un asunto que prefiero omitir para no seguir restando energías.
Obviamente, la vida que soñaba no es precisamente la que tengo, pero sí que estoy encantada con la mía pues de cualquier manera, cada situación vivida me ha hecho la mujer que soy hoy en día y eso, sí que es satisfactorio.
La edad sí importa
La edad es la que se tiene y esa es la realidad. Algunos se asustan de ella quizás porque piensan en todos los achaques que nos trae de regalo cada año cumplido pero lo cierto es que, si has estado cuidando tu salud, no tienes de qué preocuparte.
Y si no lo has estado haciendo, pues tampoco, porque aunque a todos nos gustaría estar físicamente muy bien, lo único cierto es que he visto gente muy saludable morir a temprana edad y ahí es justamente cuando me repito: La vida es un ratico.
Hace un tiempo, cuando se acercaban los 40 de mi hermana, hice una encuesta por twitter en la que pregunté a la audiencia, cuáles eran esas cosas que debían vivirse antes de cumplir 40 años.
La verdad es que no quise limitar la diversión por la edad, pero definitivamente hay cosas que se hacen mejor con una edad que con otra.
Por ejemplo, si entre tus metas está alcanzar la cúspide del Everest, es mejor que lo hagas de 40 y no de 95, porque las posibilidades son más limitadas, pero, si algo he aprendido es que siempre hay situaciones que te sorprenden, entonces no generalizo.
Entre las respuestas obtenidas en esa oportunidad, muchos hablaron de experiencias extremas y variadas como consumir drogas, bajar de peso, lanzarse en benji, hacer orgías sexuales, entre muchísimas otras ocurrencias que no me entusiasmaron tanto.
Sin embargo, una gran cantidad de personas también habló acerca del cuidado de la piel, de la salud, de hallar paz y algunos se fueron más por el lado del romance y la pareja. El asunto de los hijos en el caso de quienes no los tienen, también se tocó en varias oportunidades.
Hace unos días estuve leyendo una publicación muy interesante en la que el escritor hablaba de los cambios que han tenido las generaciones en comparación con la época de nuestros abuelos y justamente, él señalaba las prácticas que adquieren quienes forman parte de la población en rango de edad de 40 a 50 años.
Entre esas prácticas leí con agrado por ejemplo, la yoga, la meditación, las rutinas de ejercicios en gimnasios y las actividades al aire libre. Pero además, las reuniones con amigos, el disfrute de la soledad y las nuevas experiencias no solo en el área laboral sino académica.
Al parecer, muchos se arriesgan después de los 40 a hacer cambios en su vida pues ya son más conscientes de ese fantasma llamado tiempo, así que deciden definitivamente, no continuar en un puesto de trabajo que les aburre, terminar relaciones en las que no se sienten complacidos y comenzar a estudiar la carrera universitaria que querían pero por la que no se decidieron.
Comenté con un par de amigos hace unos días que la menopausia pudiera estar tocando mi puerta, pues aunque el ciclo menstrual continúa su curso, algunos cambios en mi cuerpo han estado dándome señales de que se aproxima a mi vida.
Ellos rieron obviamente, sabiéndome exagerada, pero la verdad es que sí estoy sintiendo esos cambios biológicos que me indican que el tiempo ha pasado y que ya mi cuerpo no es el de hace unos 20 años atrás.
También he visto aparecer ciertas arrugas en mi rostro y manos y aunque eso me asusta un poco, creo que estoy preparada para comenzar mis procesos porque así como pasaron los últimos 20 años, sé que en un tiempo, también habré visto desvanecerse otros 20.
Una buena lista
Seguramente, tú mismo tendrás una buena lista de cosas que quieres hacer antes o durante tus 40 y no sé que tan extensa, posible o costosa sea pero es bueno que recuerdes que todo lo que puedas hacer por tu bienestar, siempre es aconsejable.
Viajar, hacer deportes extremos, aprender algo que siempre quisiste, sumarte a una buena causa, hablar perfectamente un segundo idioma, en fin, hay un montón de cosas que seguramente te hacen ilusión y que aún no estás haciendo.
Fíjate que algunos psicólogos, incluso aconsejan aprender a perder el tiempo y esto, probablemente es para poder relajarnos un poco y si te parece un disparate, entonces recuerda todas esas veces en las que tratas de descansar pero te sientes culpable porque sabes que ese tiempo podrías invertirlo haciendo algo útil.
Sí, lo mejor que puedes hacer por ti antes, durante y después de los 40 es relajarte. Entender que sea lo que sea que te propongas te necesita con mente descansada y cuerpo lleno de energías, así que es hora de que dejes de tomarte la vida tan en serio y te dediques mejor a vivirla, a disfrutarla y especialmente, a hacer de ella una experiencia que todos quieran repetir.
Hay un tiempo para todo pero especialmente entendí que debe haber un tiempo para mí, para disfrutar de mi propia compañía, para aceptar los cambios que deja el paso de los años, para calmar mi propia existencia y para entender que nunca, jamás, el mundo dejará de girar si yo decido pararme un rato.
Sí, ciertamente el mundo es de quien todos los días amanece con ganas de seguir intentando sus metas, pero también es de quienes sabemos que lo que nos toca por destino, ni que te quites se va, así que así como aprendí a trabajar por mis sueños, también aprendí a dormirme un rato sobre ellos.
La Crisis de los 40
Estoy segura de que muchas veces has escuchado esta frase y por relación, puedes asociarla a momentos de tensión o negativos que otros han tenido desde sus propias experiencias.
Hace unos meses escribí algo relacionado a esta etapa, pero en mi opinión, la mal llamada crisis de los 40 no es más que un proceso de reflexión y auto conocimiento en el que la mayoría de los adultos nos replanteamos las decisiones que hemos tomado conscientemente a lo largo de nuestra vida.
Para mí, esta es la etapa del despertar y es maravillosa, porque no solo tienes la capacidad de reflexionar sino de enmendar las decisiones que has tomado y dirigirte hacia lo que realmente te hace feliz, con lo que la plenitud llega a tu vida, con eso que causa tu bienestar y tu paz.
Es una fase en la que quieres alejarte de los dramas, en la que casi nada te da vergüenza, dices lo que piensas tal y como lo piensas, te alejas de las personas tóxicas, te preocupas de tu bienestar, tienes mucha más seguridad y comienza un largo despertar en el que cada día te sientes mejor.
Muchas veces he leído y escuchado esa frase que dice que si pudiera volver en el tiempo, lo haría con la conciencia de las cosas que experimenté y aunque en algún momento pensé que era una buena idea, hipotéticamente hablando, creo que si pudiera regresar a cuando tenía 20 años, haría todo exactamente igual porque todas las experiencias que acumulé en este tiempo, me han servido para madurar y mejorar como ser humano y para mí, esa es una gran bendición.
Con los 40 despides los prejuicios, las normas que sabes que no funcionan, las etiquetas, los formalismos. Con esta edad comienza una etapa en la que definitivamente, la vida es más sabrosa. Con cambios hormonales y físicos, sí, pero con una experiencia acumulada que te dará las herramientas para vivir una vida en paz.
Obviamente, hay sus excepciones, pero la mayoría de los seres humanos, experimentan ese nuevo despertar con optimismo, con sabiduría y esa, solo podría haber llegado gracias a la vida que has tenido, independientemente de lo que en ella haya sucedido.
Incluso, hay quienes aseguran que el sexo se disfruta muchísimo más, porque no solo ya conoces tu cuerpo, sino que tienes la suficiente confianza en él y en ti como para saber cómo, dónde y cuándo tocar, sentir y experimentar. Además, te has desecho de las inhibiciones y eso, en definitiva es algo que solo traerá beneficios al disfrute de tu sexualidad.
Cuando escuches a alguien diciendo que los 40 son una de las mejores etapas de la vida, alégrate porque estás en presencia de alguien que aprendió a perdonar sus errores y que se está re descubriendo como ser humano. Es un alguien a quien lo único que le importa es sentirse bien, ese que eligió la paz, la calma, la cordura y en especial, alguien que se eligió a sí mismo.
Hay cientos de miles de historias que hablan acerca de la crisis de los 40, pero no he visto una sola que no termine con una espléndida sonrisa en los labios de quien la vive.
Claro está, que muchos han vivido engañados toda su vida y cuando su pareja entonces, decide tener libertad y sincerarse, no lo toman bien y es por eso que es justo este rango de edad en el que muchas parejas se separan, pero como ya lo dije antes, esto sucede porque alguno de los dos cae en cuenta de que lo que está viviendo no es lo que quería y entonces, decide experimentar lo que sí quiere.
Como todo en el universo, existe una polaridad. Todo lo que es bueno para unos, es malo para otros, así que cada situación de este tipo tendrá dos versiones aunque en mi opinión, quien se libera de un compromiso en el que ya no existe amor, no es solo quien toma la decisión inicial sino quien hubiese podido vivir hasta el final de su vida en una relación en la que ya no existía más que costumbre.
Siempre lo he dicho: Nadie merece vivir encadenado a una relación en la que ya no quiere estar solo por compromiso porque esa sí que debe ser la muerte en vida, por lo que independientemente de qué lado está quién me lo cuente, les repito que es lo mejor que pudo pasar. Duele más un amor que no se siente que uno que se va.
Te dejo el artículo que escribí hace unos meses sobre dependencia emocional para que lo leas si es de tu agrado.
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