Motivación: ¿Dónde la encuentro?
Todos los seres humanos, independientemente de la jerarquía o tipo de vida que llevemos, en algún momento de nuestra existencia necesitamos motivación y esto ocurre porque como seres competitivos que por naturaleza somos, estamos siempre a la expectativa de nuevos estímulos que nos lleven a alcanzar metas cual si de una escalera infinita se tratara.
Cuando ese momento llega, cuando nada de lo que haces por muchos aplausos que recibas, parecen ser suficientes para ti, cuando la rutina parece haber llegado para quedarse, es entonces cuando más huecos nos sentimos y tratamos de buscar algo que nos llene.
Y no, no se trata de que nuestro interior esté vacío, porque repito, somos seres que naturalmente buscamos avance y estar en un refugio de comodidad en el que ya las metas han sido alcanzadas, parece no ser la mejor de las opciones.
Y si no, busca un poco en tu memoria a algún personaje conocido del que alguna vez has dicho «Pero ¿Por qué hizo eso si lo tenía todo?» y entonces te respondo por tercera vez, natural y biológicamente, los seres humanos estamos diseñados para seguir evolucionando, avanzando, abriendo caminos y eso, mi querido lector, necesita motivación.
Hace poco leí una frase que resonó conmigo y que hablaba de que todos somos la estación de paso en la vida de alguien, y me gustó tanto porque no solo se aplica a un alguien sino a cada etapa de nuestra vida, que finalmente está compuesta de muchas estaciones, si usamos esa analogía para compararla con los millones de cambios que vivimos desde el momento en el que somos concebidos hasta que finalmente, nos despedimos de este plano.
Hoy estaré hablando de este tema de la motivación pero especialmente, de qué podemos hacer cuando es la desmotivación la que parece ganar la batalla. ¡Comenzamos!
Períodos de paz
Lo primero que debemos tener bien claros es lo qué es la motivación y entre muchos otros conceptos, esta se define como aquellas conductas que impulsan lo que hacemos, lo que queremos, lo que ideamos de una u otra manera para completar nuestras metas.
Entonces, la desmotivación no es más que esa falta de impulsos que nos conecten con lo que en realidad queremos ser y hacer, con esa parte nuestra que tiene ideas, que es creativa, que le imprimimos a todo eso que forma parte de nuestros proyectos.
Esa chispa, como yo lo defino de manera muy personal, no es algo que podamos prender como si de un fósforo se tratara; sin embargo, cuando su llama está encendida, somos nosotros quienes la mantenemos viva, chispeante, encendida con todo el torrente de energía que le imprimimos.
¿Y por qué te hablo de la motivación si lo que quieres saber es cómo encontrar la tuya? Pues te explico que nadie en todo el globo terráqueo está motivado las 24 horas del día ni los 365 días del año, y de acuerdo a tus vivencias, es normal que estés o no lleno de esa chispa.
Hace un tiempo, cuando decidí comenzar a cuidar mi alimentación y mi cuerpo con ejercicios físicos, hablé con una amiga que me dijo una frase que se me quedó grabada:
La constancia es la clave de todo porque no todos los días vas a estar motivada pero todos los días puedes ser constante.
Y no quiero decir que esta frase cambió mi vida, pero sí es una de esas que me tocó profundamente porque en ese momento, mi nivel de conciencia estaba preparada para asimilar esas palabras como las necesitaba.
Motivación no habrá todos los días, pero en los momentos de bajón es importante que te lo repitas porque es muy fácil tirar todo al bote cuando estás desmotivado, pero créeme que luego, vendrán los arrepentimientos por ver destruido o paralizado aquello que con esfuerzo ya habías adelantado.
La motivación no es una píldora mágica que te tomas y en segundos funciona, por el contrario, depende de tu entorno, de tu actitud ante las circunstancias y especialmente, de la satisfacción que te cause aquello por lo que vives, amas y trabajas.
Que se haga tu voluntad
Finalmente, la motivación no es más que la voluntad de hacer las cosas, ya tu verás si le imprimes alegría y entusiasmo, o si solo las haces por hacerlas. Y en este punto debo decirte que no te hablo de biología y competencia sino de constancia.
Te dejaré algunas maneras con las que puedes poner a trabajar esa voluntad tuya y que en serio, sirven para que no decaigas aun cuando estás sin ganas.
- Tómalo con calma: Cuando tienes metas que miras como imposibles, en eso se convierten y esa es muy probablemente la razón por la que después de haber tenido un impulso de entusiasmo, tu ánimo decae. Te explico mejor.
Si por ejemplo, y hablando desde el punto de vista estético, entre tus intenciones del año viejo estuvo perder 20 kilos de peso sin someterte a ninguna intervención quirúrgica, cuando comiences el plan alimenticio y veas por ejemplo que no perdiste 10 kilos en un mes, estarás desilusionado.
Entonces, lo que te recomiendo es fragmentar la meta en varias pequeñas metas. Establece un límite mínimo por mes. Si por ejemplo tu meta fue bajar 20 kilos en un año, es bueno que dividas esa cifra en la cantidad de meses y así, al alcanzarla mes con mes, e incluso, sobrepasarla, estarás mucho más motivado.
Hay un mago llamado David Blaine, que pasó 63 horas de su vida dentro de un bloque de hielo. Obviamente, el poder mental que ejerció sobre sí mismo es increíble pero si investigas cómo lo hizo, sabrás que, durante la prueba, se repetía constantemente la siguiente frase: «Puedes resistir una hora más» y de esa manera, engañó a su cerebro por casi tres días que estuvo congelado, lo que le valió para romper su récord.
- Ten seguridad es otro de los factores que influyen para que tu motivación vuelva y regreso nuevamente al ejemplo de la persona que se ha propuesto perder peso. Si le preguntas a alguien si es capaz de perder 10 kilos en un mes, probablemente te diga que es imposible, pero si le planteas que pierda 1 kilo, entonces, le darás confianza y seguridad.
Lo que ocurre es que le estás dando seguridad al ofrecerle metas pequeñas que su cerebro asimila como mínimas y que requieren poco esfuerzo, por lo que entonces, verás a una persona motivada y segura de que alcanzará el objetivo.
- Cambia la manera en la que ves la voluntad: Muchos piensan que la fuerza de voluntad es ilimitada y esto no es cierto. Estoy muy segura de que a tu mente vendrán ejemplos de muchas veces en los que creíste que tus propios límites darían pausa a alguna idea pero contrariamente, has repetido cuando lo recuerdas: «No se como lo hice».
¿Sabes por qué ocurre esto? Porque cuando nuestro cerebro no está limitado en cantidades, no está ese Pepe Grillo ahí diciéndole que no podrá. No te estoy diciendo que eres invencible, sino que si usas el poder de la voluntad a tu favor, no solo lograrás motivarte sino, sorprenderte de tus propios resultados.
- Identifica y has pequeños cambios en tu identidad: Cuando a ti mismo te miras como un perdedor, como un débil, como un dependiente o como a alguien que no merece muchos esfuerzos, tu mente lo reafirma y tu realidad te lo muestra.
Te pongo este ejemplo: Si te ves y te refieres a ti mismo como alguien débil que es incapaz de dejar de consumir comida chatarra, bebidas alcohólicas o alguna otra sustancia con la que dañas tu cuerpo, la voluntad que debes usar para evitar ingerir esto, es mucho mayor a la que usarás si te reconoces como alguien fuerte que puede más.
Es mejor decir, por ejemplo: No soy un alcohólico, o no dependo del azúcar o de la comida chatarra o del cigarillo, antes de equivocadamente catalogarte de débil o incapaz.
Frases como «Tengo que, debo, no puedo..» son oraciones que aun te definen con una relación que quieres terminar y que depende de tu voluntad y motivación, así que es mejor que uses esas que te acercan más a la realidad por la que estás trabajando, por ejemplo, «Quiero hacerlo, tengo la intención de..»
- Usa pensamientos de Alto Nivel: Pensar el por qué las cosas que decidas te beneficiarán, entender cuáles son esos beneficios y especialmente, transformarlos en una nueva realidad te harán mucho bien para continuar trabajando tu voluntad desde tus pensamientos.
Pero ¿Sabes cuáles son estos pensamientos? Te cuento. Son esos que tienes a largo plazo, los que te dan una visión general de lo que quieres. Obviamente, los de bajo nivel, que son los de corto plazo, también son muy necesarios, pero son esos en los que ya ideas un nuevo estilo, los que realmente aportan a tu voluntad.
Es recomendable, que cuando tengas un objetivo, meta, sueño o como quieras llamarle, escribas una hoja completa y todas las demás que quieras sobre las razones por las que piensas que lograr ese objetivo traerá beneficios a tu vida.
De esta manera estarás creando condiciones para que tu cerebro y tus pensamientos estén alineados y activos buscando nuevas maneras de alcanzar esa meta.
Relaja tu mente

Soy de las defensoras de la buena actitud, pero especialmente, soy muy respetuosa con lo que tiene que ver con la parte emotiva y sentimental del ser humano y esto se debe en primera instancia a que no estoy de acuerdo con esas presiones de la nueva onda que te dicen que tienes que estar bien, que debes buscar una motivación, que las respuestas están dentro de ti.
De hecho, me encanta cuando la gente explota y llora y en mi propia vida, siento que esto es una manera muy efectiva de drenar y además, arrasar con los bloqueos que se encuentran en nuestras emociones.
Y digo esto porque cuando nos desmotivamos, generalmente tenemos bajones emocionales y quiero que sepas que eso está bien. No tienes que estar siempre motivado y feliz. No eres un robot. Eres un ser humano lleno de emociones, de sentimientos y pensamientos que le hacen andar.
Entonces, nada pasará si te agarra un bajón y de un día a otro, pierdes el interés en algo que hasta hace unos días te mantuvo activo y feliz. Recuerda que los cambios son buenos y cuando ese bajón inició, fue porque algo lo detonó y ese algo, sencillamente está ahí para decirte que todo no iba tan bien como parecía.
Relájate. Nada va a pasar porque pauses tus planes, por que ya no te gusten o porque de plano no quieras seguir con ellos. Estoy segura que siempre habrá algo más en lo que estás pensando aunque no lo hayas manifestado aún ni siquiera en tus pensamientos.
¿Y si no llega?
Estar desmotivado es muy distinto a estar padeciendo momentos de depresión o ya concretamente, un trastorno depresivo, así que esto lo debes tener muy claro.
No es lo mismo no querer levantarte un día para terminar un proyecto que tener ideas suicidas, así que mucho ojo con esto porque si estás teniendo pensamientos de este último tipo, es bueno que busques asistencia profesional.
Ya dicho esto, es importante además que te des tu tiempo, que entiendas que todos pasamos por estas etapas y que así como llegó, también se irá así que lo que puedes hacer mientras esto ocurre, es dedicar tiempo a mirar dentro de ti cuáles son las insatisfacciones que tienes y cómo puedes resolverlas.
En más ocasiones de las que imaginas, la respuesta está en expresar. Generalmente cuando nos desmotivamos se debe a que estamos aceptando lo que no queremos en nuestra vida y esa reacción que tiene nuestra psique es más que justificada si es así.
También puede ocurrirte que estás cansado o agotado, que no es lo mismo, por lo que es bueno que tomes un tiempo para cuidarte y dejar tu mente en blanco sin rutinas que te llenen de estrés o pesar.
No hagas lo que no quieres hacer. Solo asegúrate de estar bien, de poner tus ideas en orden y darte espacio para entender que eres un ser humano que también merece descanso y paz.
Lo importante de cada etapa que vives, es que deje una experiencia que en el futuro te sirva para replantearte cada situación similar. Repetirte constantemente que eres un ser humano y que cualquier situación que vivas, sea cual sea, también pasará, es muy útil para recordar que ya en el pasado has podido salir a flote.
Vuelve a empezar las veces que sean necesarias mientras no estés perdiendo el tiempo y el esfuerzo en asuntos que no le harán bien a tu alma. Esto es algo que siempre digo porque nos enseñaron a no rendirse, pero soy de las que piensan que hay situaciones en la vida que no merecen nuestro esfuerzo, así que hay que saber muy bien en dónde deciden invertirse las energías.
Toma la vida con calma, vive con pasión pero sobretodo, date la oportunidad de perdonarte y amarte aún y cuando sientas que has perdido el sentido. Segura estoy de que volverás a encontrarlo.
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