Descanso en las Noches: La Fuente de la Juventud y el Secreto de la Longevidad

¿Sí sabías que la falta de sueño está relacionada con problemas de salud como la diabetes, la presión arterial alta, la obesidad, así como con trastornos de personalidad?

De hecho, te cuento más, los científicos han descubierto que la falta de descanso por las noches está relacionada incluso con algunos tipos de cáncer como por ejemplo el de colón y el de pecho.

Y esto sin mencionar el envejecimiento de tu piel que es una consecuencia directa de la falta de descanso al dormir, así que si además de tu salud, tu apariencia física te interesa, es bueno que comiences a tomar medidas que te aseguren descansar cada noche.

Obviamente, decirlo y escribirlo es mucho más sencillo que hacerlo, pues quienes padecen de algún tipo de trastorno para dormir en las noches, probablemente no lo vean con tanta sencillez.

Y es que si ya muchos tenían inconvenientes a la hora de descansar por las noches, súmale entonces todos los miedos, ansiedades, temores y ajetreos de los últimos dos años por el tema de la pandemia.

Si es que estamos vivos de casualidad y con la piel estirada por puro milagro, porque ahora es cuando comenzamos a dejar atrás el temor que nos causó vivir toda esta etapa de confusión y muerte que nos dejó la pandemia por el Covid.

Recuerdo perfectamente que en los primeros días luego de decretada la cuarentena, me era imposible dormir no solo en las noches sino también en el día, así que, en esa etapa, solo andaba por los espacios de mi casa como un alma en pena sin saber qué hacer pero con un millón de ideas atormentándome la cabeza.

¿Por qué te cuesta trabajo descansar?

Cuando nuestro cuerpo está cansado pero nuestra mente sigue activa y especialmente, ocupada en temas que nos provocan ansiedad, tristeza, tensión o preocupación, le estamos dando a nuestro cerebro motivos innecesarios para permanecer atento y alerta ante cualquier eventualidad.

Hay personas que dicen ser noctámbulas y siempre me sentí parte de ese grupo de ciudadanos del mundo. Recuerdo perfectamente que cuando era una niña, me costaba mucho trabajo dormirme. muy a pesar de las canciones, cuentos, regaños o palabras de mis padres.

Siempre mantenía una pequeña linterna cerca de mi cama, que luego de que todos se acostaban, sacaba para leer debajo de mi cobija y de esa manera no ser descubierta por mi madre o por alguno de mis hermanos y que luego, le fueran con el chisme a mis padres y terminara entonces, sin sueño y castigada.

Lo peor es que tampoco de día era mucho lo que dormía, así que permanecía despierta por largas horas y siempre pensaba que al llegar el tiempo de dormir en la noche, caería rendida, lo lamentable es que tampoco eso pasaba.

Como ya he contado muchas veces, desde los cuatro meses de edad, fui asmática así que los tratamientos médicos, junto a las hospitalizaciones y pinchazos estaban a la orden del día, al menos una vez cada 15 días y así, hasta que cumplí unos 12 años.

Desde entonces, creció la adversidad ante el tema médico así que decirle a mis padres que no podía dormir tampoco era una opción para mí pues ya me imaginaba nuevamente tomando medicamentos y teniendo que cumplir largos tratamientos que iban a derivar en más médicos y pinchazos.

Con los años, fui normalizando el asunto hasta llegar a adulta y declararme completamente noctámbula. De hecho, para mí era muy fácil permanecer la noche en vigilia mientras todos dormían.

Luego de terminada mi etapa universitaria e iniciada la laboral, las cosas cambiaron un poco y pude regular mis problemas de sueño. Supongo que estaba cansada de las faenas diarias y llegaba a casa a continuar trabajando y luego, dormía, sí, por fin en las noches y hasta la mañana.

Sin embargo, cuando ya estaba casi a punto de dar por finalizada esa etapa de desvelo en mi vida, llegó una nueva, inesperada y determinante: ¡Me convertí en madre!

Cuando pienso en esa fase de mi vida, realmente no entiendo cómo hice para permanecer con vida porque no solo tenía que trabajar, sino que además tuve una hija, preciosa sí, pero bastante dependiente de mi presencia.

Y como si no fuera poco, la alimenté hasta los seis meses, tal cual decía el pediatra, con leche materna, así que cuando no estaba amamantando (y escribiendo al mismo tiempo), estaba sacándome leche para dejarle varias reservas para cuando yo no estuviera.

Como ya imaginarás, no solo mi vida cambió sino que mis ciclos de sueño volvieron a ser un desastre del cual solo me acuerdo para de vez en cuando, darle una palabra de aliento a quienes veo en esa misma situación.

Fueron años muy muy duros, pero además, de agotamiento, que no es lo mismo que cansancio, pues descubrí que por mucho que durmiera, el agotamiento no se iba.

Especialmente, luego de haberme convertido en madre e interrumpir los avances que ya había tenido en la relación entre la noche y el descanso, retomar nuevamente una rutina en la que mi cuerpo descansara, me costó muchísimo.

Sin embargo, debo admitir que he descubierto una manera efectiva para dormir feliz y relajada y lograr descansar las horas en las que decido cerrar los ojos.

Cada caso es único

Claro que mi día a día es bastante ajetreado desde que el sol amanece, pero cuando reconocí que había estando repitiendo hábitos que no eran para nada saludables y que por el contrario, me alejaban de mi sueño profundo y reparador, decidí tomar cartas en el asunto.

Por supuesto que como ser pensante, pero además, como periodista, estoy muy informada de las consecuencias nefastas que tiene para la salud la ausencia de sueño, especialmente en lo que tiene que ver con la productividad, las funciones cerebrales, el ánimo e incluso, nuestro tiempo de vida, y eso era algo que realmente me mortificaba

Algunos hábitos que realizamos sin darnos cuenta, pueden alejarnos del sueño y descanso por las noches, así que te escribiré algunos de los más importantes por si tú, logras identificarlos en tus rutinas para que entonces, los evites.

Apaga los aparatos electrónicos dentro de tu habitación: Nunca le había prestado atención a esta máxima, pero la verdad es que me funcionó bastante bien. Una hora antes de dormir, desconecto todos mis aparatos electrónicos pues lo que desconocía es que éstos emiten la llamada luz azul que provoca en nosotros la supresión de la melatonina que es la hormona del sueño.

Además de esto, saqué el teléfono celular de mi habitación, pues éste provocaba en mí una especie de ansiedad que me hacía revisarlo varias veces durante la noche y con esto, interrumpía al menos unas 10 veces por noche mi sueño.

Evita estresarte antes de dormir: Muchas personas tienen el hábito de ver televisión y especialmente, noticieros antes de acostarse, lo que me parece un motivo de angustia innecesaria, al menos, claro está, que la información que está usted recibiendo sea de verdadera utilidad y armonía en su vida.

De hecho, desde hace varios años, unos cinco si no es que saqué mal las cuentas, mis aparatos de televisión han estado apagados y desconectados. No miro noticias, novelas, programas ni nada que de hecho, no contribuya con mi paz y la libertad de pensamiento que quiero tener.

Siestas reguladas: Una de las causas más frecuentes para no dormir bien es que el reloj biológico cambia. Es decir, si no dormimos en las noches, entonces el día lo pasamos durmiendo y aunque hace mucho tiempo pensaba que daba igual dormir de día o de noche, resulta que estaba equivocada.

Las funciones cerebrales encargadas del sueño, e incluso la melatonina, solo hacen su trabajo en horas de la noche, así que aunque pasemos el día entero durmiendo, no contaremos con sus bondades en nuestro organismo.

Si tienes mucho sueño en el día, trata de establecer un horario de descanso de al menos 30 minutos pero no lo excedas y oblígate a dormir a tus horas durante las noches.

Ejercicio Físico Intenso: Algunas personas piensan que haciendo ejercicio físico con intensidad, lograrán que su cuerpo y cerebro se rindan pero la verdad es que, para la mayoría de las personas, esto no es así y por el contrario, se acentúan sus problemas de insomnio. Al alterarse el cuerpo y la energía, te costará el doble conciliar el sueño.

Sin embargo, cada caso es único y habrá un porcentaje de personas para quienes sí es útil realizar ejercicios físicos antes de dormir. Lo importante es que logres reconocer cuál es tu caso.

Disminuye la ingesta de líquidos: Al menos dos horas antes de irte a la cama, evita tomar agua, tes, infusiones y cualquier líquido que luego se convierta en una interrupción de tu sueño cuando tu cuerpo quiera desecharlo. Si pasas la noche orinando no vas a descansar ni un poquito.

Crea una rutina de sueño: Aunque no queramos admitirlo, el ser humano se guía y se acomoda fácilmente a las rutinas, por lo que puedes jugar con esto para crear un horario de descanso. Antes de dormir, date un baño, lee un libro, ponte tu ropa de dormir y apaga todas las luces que puedan mantenerte alerta. Procura que tu cama y su ropa estén limpias y ordenadas pues aunque no lo creas, dormir en un lugar desordenado hace que tu cerebro esté en alerta y no descanse.

Si es tu caso, puedes crear una lista de meditación o música relajante que te haga sentir descansado y que se apague en un lapso de tiempo prudencial pues no es aconsejable que mientras duermes estés activando a tu cerebro con estímulos como la música y las meditaciones.

Mi asunto con el Café

A ver, seguro estás pensando al leer esto que voy a decirte que el café me quita el sueño y que mis largas faenas de desvelo se deben en realidad a que consumo productos con cafeína luego de determinadas horas.

Pues en mi caso, es todo lo contrario. El café no me quita el sueño sino que más bien me lo produce, así que si antes de dormir me tomo una o varias tazas, no afecta para nada mi descanso y por el contrario, me cuesta mantenerme despierta.

Obviamente, sería incapaz de proponer a nadie que como muchas veces lo hago, tome dos tazas gigantes de café negro y cerrero antes de dormir porque soy consciente de que la mayoría de las personas tienen el efecto contrario que el consumo de cafeína produce en mí.

Lo bueno es que con el paso de los años he comprobado que no soy la única a la que esto le sucede y así, he intercambiado experiencias con otros que como yo, caen rendidos luego de tomar una o varias tazas de café.


Como ya sabrás, cada persona es distinta y por supuesto, nuestros organismos también lo son, por lo que así como a mí me funciona tomar café negro en las noches para provocar el sueño, a otros quizás, hacer ejercicio físico intenso, también los mande exhaustos al colchón, al igual que ocurre con quienes se quedan dormidos con el televisor en frente.

Y es que no todos funcionamos igual, así que lo que te haga bien a ti, es lo que realmente importa, por lo que te recomiendo no tomar en cuenta lo que dicen los eruditos y los opinadores de las redes, pues si bien es cierto que muchas de esas voces son profesionales, también es cierto que solo tú sabes lo que le hace bien a tu humanidad.

Una de las cosas que no recomiendo de ninguna manera, es tomar medicamentos que induzcan el sueño. Siempre los he evitado y en las experiencias con conocidos, aunque ciertamente he visto mejoras en el tema, tengo mis reservas con todo lo que pueda convertirse en un hábito que genere otro, así que si puedo aconsejar algo, definitivamente siempre estará relacionado con productos naturales, como por ejemplo el té de lechuga que es muy bueno para provocar sueño.

Pero, como siempre digo, la información siempre será para quien resuene con ella, así que cada uno de ustedes que me leen, así como yo misma, sabrá qué es lo que le hace bien a su persona con respecto a este tema.

Si tienes algún otro tips o recomendación, o simplemente quieres dejar alguna experiencia, me encantará leerte en los comentarios.

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