Gosthing: Los Fantasmas Que Te Dejan Entendiendo

¿Te ha pasado que has estado hablando con alguien con quien sientes una química increíble y de pronto esta persona desaparece sin dejar rastros? ¿Cómo te has sentido después que esto ocurre? Seguro le has llamado y escrito sin respuesta y eso te ha dejado con un sombrero de signo de interrogación en la cabeza y preguntándote mil veces ¿Qué fue lo que pasó?

Bueno, te cuento que este fenómeno, cada vez más frecuente especialmente en el mundo de las redes sociales, ha sido denominado como Gosthing, y como ya te lo imaginarás por su nombre aunque esté escrito en inglés, se usa para darle denominación a un hecho en el que alguien desaparece, se vuelve un fantasma sin rastro pero lo triste, es que con su ida se lleva buena parte de tu salud mental.

¿Y por qué sucede esto? Bueno, hay un montón de razones pero todas apuntan con determinación a una sola causa, la irresponsabilidad emocional de la otra persona hacia ti y las emociones que pudo haber alimentado en tu ser.

Hoy estaré hablando de esa responsabilidad emocional que no todos tienen y que a veces, es capaz de dejar ansiedad, tristeza, depresión y malestar en quienes han sido víctima de este fenómeno de fantasmas que nadie quiere vivir. ¡Comenzamos!

¿Qué Pasó?

Si has sido víctima del gosthing y te sientes desconcertado, triste y con bajones emocionales porque no logras entender qué pasó, te cuento que hay un montón de gente que te acompaña en ese sentir y que realmente, no, no hicieron nada de malo más allá de brindar confianza y aprecio hacia otra persona.

Y esto te lo digo porque el ser humano es tan complejo que muchas veces lo primero que hace luego de buscar las posibles causas que produjeron el abandono, es tratar de hallar en sus propios comportamientos la razón por la que esa persona ya no volvió a hablarle.

Y es que sí, todos queremos tener una respuesta cuando algo nos interesa y especialmente, cuando no entendemos las causas de un alejamiento que se ha producido así, de un día para otro. Imagina que tenías 1 año hablando con Juanito y de pronto, así de la nada, luego de largas y extensas conversaciones, él ya no volvió a responder.

Obviamente, esto a muchos les causará intriga, ansiedad y sentimientos de abandono pues al no entender razones, lo segundo que harás y dependiendo de tus niveles de autoestima, será culparte.

Pero te cuento que no, no has hecho nada mal, sencillamente la persona con quien te comunicabas ha decidido pasar de ti olímpicamente y prefiere el silencio antes que tener que darte una explicación.

¿Qué duele? ¿Qué es injusto? ¿Qué quieres que te lo diga en tu cara? ¡Vamos cariño! No te mortifiques con estas nimiedades porque probablemente, a pesar de que te responda, nada cambiará esa historia y lo único que tienes que hacer es no obsesionarte con respuestas que en nada cambiarán lo que está ocurriendo.

Quienes practican el ghosting son personas con muy poca responsabilidad afectiva y para quienes es muy fácil manipular mentes frágiles a través de sentimientos. Claro está, no los vamos a satanizar a todos aunque se lo merezcan, pero no todas las personas son capaces de poner fin a una relación y menos, si aún no la consideraban una relación.

¿Qué está mal? Pues obviamente que sí, pero es algo que no está en ti así que alégrate de que no seas tú quien tenga que salir corriendo porque no eres capaz de decirle a alguien que ya no quieres seguir con la comunicación.

En muchos de los casos y viviendo en esta era digitalizada, lo que hacen este tipo de personas es desaparecer y además, en muchos de los casos, bloquear la comunicación con el otro no solo verbal sino en todas las redes sociales en las que se encuentre.

La palabra Ghosting no es de vieja data pero el hecho como tal, sí ha existido desde siempre, aunque ahora por el uso de las redes sociales, es como más notorio. Si no, recuerda todas esas historias de las abuelas de que fulanito se fue a comprar cigarrillos y nunc volvió.

Es de destacar que no siempre quien desaparece, bloquea al otro de las redes sociales. Simplemente, dejan de responder y aunque puedas verlos activos o en línea, sencillamente, pasan de ti y no entiendes por qué.

Mi Fantasma

Hace unos cuantos años, unos 14 para ser bien exacta, conocí a alguien a través de una red social que me había recomendado una amiga para conocer personas de todas partes del mundo. Nunca antes había estado en contacto con ese tipo de redes así que no le presté atención a esa cuenta aunque frecuentemente veía las notificaciones que llegaban a mi bandeja de entrada.

Me parecía bastante tonto que a pesar de no tener ninguna foto, todos los que me escribían se referían a mí como “Preciosa” “Bella”, entre otros términos que me parecían tan banales si tomaba en cuenta que nada había escrito y ninguna foto había subido. Había que estar muy desesperado para tratar de conectar con un perfil prácticamente en blanco.

Sin embargo, un día en el que no había mucho qué hacer en la oficina y mientras estaba limpiando la bandeja de entrada de mi correo, recibí una notificación y decidí entrar a una especie de sala en la que muchos usuarios hablaban de temas distintos.

Como soy amante de la fotografía, me uní a una de esas salas y entonces, comencé a interactuar con algunas personas que allí estaban mostrando sus obras y entre esos, chateé un rato con un chico bien simpático que sí tenía sus fotos, nombres y parece, mucho rato en esa red pues muchos le hacían comentarios llamándolo por su nombre.

Luego de unas primeras interacciones, tonteamos un rato con las fotografías que mostraba de ciertos vendedores ambulantes que realmente habían quedado espectaculares, así que entre risas y fotos, nos seguimos y comenzamos a chatear en un espacio más privado en el que ya con más seriedad nos dijimos los nombres, intercambiamos opiniones y la verdad, nos fue bastante bien.

Pocos días después, me llegó una notificación y me emocionó saber que era él. Ese día intercambiamos números de teléfono y nos pusimos de acuerdo para que me llamara cuando me desocupara. Realmente, estaba yo más emocionada de lo que quería permitirme.

La primera llamada tuvo lugar segundos después de enviarle un mensaje diciéndole que ya estaba desocupada y desde ese momento en adelante, mucho fue lo que conversamos cada día. La verdad es que la conexión fue única y podíamos pasar horas hablando de cualquier cosa.

No sé en qué momento, comenzamos a llamarnos “Novio” y “Novia” y entonces, a partir de ahí, dimos otra especie de paso en nuestra “relación”. La verdad es que yo estaba encantada de la vida con él y este muchacho me cayó como anillo al dedo pues acaba de salir de una relación bastante compleja con el padre de mi hija.

Él era profesor universitario y vivía en una ciudad a 8 horas de la mía, así que siempre planeábamos vernos y fantaseábamos con eso. Nos seguimos en las redes sociales de entonces y en ellas, nos etiquetamos como si estuviéramos comprometidos realmente, pues aunque a mí se me hacía más difícil aceptarlo, él decía que éramos novios reales aún a pesar de que nunca nos habíamos visto.

La verdad es que fue una relación o c,ommunicación, más bien, muy bonita y dulce. Él me contó que era divorciado y que había amado muchísimo a su esposa, a quien le llevaba unos 10 años de diferencia.

Sin embargo, su madre sufría de esquizofrenia y vivía con ambos, pues él era el único hijo, así que lamentablemente, debido a la condición de su madre, la relación se fracturó y la chica terminó poniéndolo en una encrucijada en el que le pidió o internar a la madre en un sanatorio o divorciarse. Él prefirió el divorcio y ella se fue con el corazón roto.

La Historia Sin Fin

Cuando me contó esa historia, me sentí muy triste por él y aunque no lo admitió y yo no se lo pregunté, supe de inmediato que él seguía amando a esa mujer, lo que me hizo sentir tristeza.

Y es que sí, soy medio romanticona, así que de inmediato me puse en sus zapatos y no me imaginé tener que dejar una relación fantástica como la me había descrito, por causa de una enfermedad de un familiar tan amado como debería ser una madre.

Después de esa conversación, nuestra relación virtual continuó como si nada y frecuentemente, él me enviaba fotos suyas así como poemas, escritos, canciones y otra cantidad de detalles que a mí, me encantaban. Pronto nos conoceríamos así que yo estaba absolutamente emocionada.

Hablábamos de todo durante todo el día bien fuera por mensajes o por llamadas y ya había pasado, sin darnos cuenta, un año desde esa primera conexión.

Pero como todo llega a su fin, un día me dijo que estaría tomando unas fotografías en un sitio alejado,  que era una especie de bosque o algo así. Iría con unos amigos y me envió fotos del lugar y de todo el grupo. Esa fue la última vez que hablamos, al menos, normalmente como lo habíamos venido haciendo.

Pasó todo el fin de semana y la verdad es que lo extrañé muchísimo pero ansiaba que llegara el lunes para que me dijera cómo le había ido. Sin embargo, no se comunicó en todo el día. El martes le escribí y no recibí respuesta, así que me preocupé.

El sitio al que irían era una especie de lago, muy bonito, pero medio peligroso, así que mil historias comenzaron a invadirme. ¿Le habría pasado algo?

Por fin llegó el miércoles y creo que yo ya no daba más, emocionalmente hablando, así que intenté varias veces llamarlo pero nunca respondió. Al menos ahora el teléfono estaba encendido, así que probablemente todo estaría bien. Ya aparecería para decirme qué había pasado.

Sin embargo, los días continuaron y ni mis mensajes ni mis intentos de llamada obtuvieron respuesta, por lo que dejé que pasaran algunos días más y lo llamé desde otro  número de teléfono. Por fin escuché su voz.

Me preguntó cómo estaba y le dije que ahora bien pero que había estado preocupada porque no respondía mis mensajes o llamadas. Dijo que me entendía pero que en ese momento estaba en la calle y no podía hablar. Prometió hablarme apenas se desocupara pero eso nunca pasó.

Superando el Abandono

La verdad es que sí, me dolió muchísimo. No entendía que había pasado así que me obsesionaba encontrar una respuesta que me diera explicación de ese abandono del que me sentía protagonista sin saber por qué.

Pero me decidí a nunca volver a llamarlo y aunque me costó mucho, sentirme herida como me sentía, me ayudó a tener valor y continuar mi vida. De todas maneras, nunca lo había visto, ni olido, ni sentido, así que eso solo había sido una torpeza de mi parte por tomarme como real una relación virtual en la que nunca nos conocimos, así que pues, a seguir como si nada. Ese día lo borré de todas mis redes sociales.

Sin embargo, y aunque pasaron los años, muchos la verdad, de vez en cuando lo estalkeaba a través de mi cuenta en Facebook, pero no era mayor cosa lo que podía ver. Así que con el paso de los años y con la llegada de nuevos amores a mi vida, me olvidé de él.

Hace unos pocos años, lo recordé así que nuevamente, revisé sus redes sociales para encontrarme con la sorpresa de que emigró a Canadá y que ahí, entre pinos, nieve y venados, se encuentra viviendo desde hace 13 años con su esposa y con su hijo, que justo tiene esa edad.

No fue muy difícil reconocer a su esposa como esa que un día se había divorciado de él. Era la misma. Se veían absolutamente hermosos, perfectos, felices. Sus ojos, seguían siendo la ventana de su alma y el brillo en ellos me hizo entender esa parte de la historia que me faltaba para cerrar el capítulo de esa historia.

Ni antes ni ahora lo odié. Cada persona que llega a mi vida, finalmente se convierte en un maestro, así que trato de tomar las lecciones que deba aprender y continuar.

Hay gente que siempre vivirá en el corazón aunque nunca más formen parte de tu vida.

Claro que esto lo digo ahora, muchos años después, pero en esos momentos precisos, me sentí bastante mal, a la deriva, impresionada de que de un día para el otro, sencillamente ya no supiera más de él.

Al encontrar las respuestas que buscaba a través de sus fotos, me puse en sus zapatos por un momento y entendí que probablemente, fue difícil para él tener que explicarme que había retomado la relación con su ex esposa.

No lo justifico, me habría gustado otro final, pero no todos tienen la misma madurez emocional, así que le di el justo lugar que ocupó en mi vida y continué sin odios ni rencores. Solo agradeciéndo el bien que causó en el tiempo en el que permaneció.

Consecuencias del Gosthing

Vamos a comenzar este punto dejando claro que la persona que hace gosthing evita a toda costa la confrontación y esto, aunque no es lo que esperamos como adultos que gozamos de cierta madurez emocional, es una realidad inalterable a la que solo podemos poner punto final.

Cuando nos damos cuenta de que otra persona ignora nuestra presencia pero podemos además ver que sigue haciendo perfectamente su vida, lo que deberíamos hacer es darnos media vuelta e irnos con nuestra dignidad intacta, pero como somos seres humanos con una mezcla intensa de emoción y razón, lo que queremos es respuestas porque tal vez habíamos desarrollado sentimientos fuertes por estos fantasmas y entonces, queremos encontrarlas para buscar soluciones.

Y eso no está mal. Claro que no. De hecho es una actitud racional y aplicada en el 80% de los casos según las estadísticas. Sin embargo, el no entender de inmediato la crudeza y la crueldad de ser desechado de un día a otro sin explicación alguna, también puede hacernos blanco de sentimientos de angustia, tristeza y hasta causar perdida de autoestima y depresión.

Una de las consecuencias es por ejemplo, que quien fue abandonado termine teniendo problemas para volver a confiar en otras personas o relaciones a futuro. También puede desarrollar pensamientos y sentimientos de que algo no está bien en ellos y por eso, fueron abandonados.

Para una persona que por ejemplo, ya tiene problemas de depresión y ansiedad, atravesar esta situación puede ser de las situaciones más duras y difíciles, porque evidentemente, puede desencadenar una crisis y además, afianzar sus inseguridades.

Pero quien practica el Ghosting también lleva su parte, pues la culpa, los remordimientos y en especial, el miedo a asumir responsabilidades y a enfrentar situaciones, no es que sea de las emociones más bonitas del mundo. De hecho, sus conductas se irán reforzando en cada oportunidad y esto lo hará una persona de mente insegura y débil, en el caso de que todas o una gran parte de sus relaciones terminen de esa manera.

Y es que simplemente desaparecer de las relaciones de una manera abrupta y sin diáologo alguno, si se convertirse en un patrón de conducta terminará perjudicando no solo al que lo practica sino a quien le rodee en su futuro.

Hay personas de mente práctica que piensan que quien se aleja y se desaparece definitivamente, sin palabras ya ofrece una respuesta clara y un mensaje contundente de no querer seguir en la relación. Sin embargo, otros aseguran que es una posición cómoda y egoísta al no querer dar la cara ante el otro y evitar posibles conflictos.

Sin embargo, quien sufre la desaparición forzosa atraviesa etapas emocionales difíciles cuando decide encontrar las respuestas que no tiene. Entre estas:

  • Como no hay explicación ni final conversado, se hace más difícil aceptar el final, pasar la página y llevar el «duelo» que representa la ruptura, por lo que este proceso se retrasa y se complica con las dudas.
  • En un principio, la falta de respuesta genera angustia y ansiedad, con las consecuencias que eso conlleva.
  • Consecuencias para el autoestima al pensar que hiciste algo mal, lo que posiblemente no tenga nada que ver contigo.

¿Qué hacer ante el Ghosting?

Lo primero que voy a decirte es que permanezcas en calma. Si ya llamaste y dejaste mensajes, no es necesario que pierdas tu dignidad y tranquilidad pensando que hiciste algo mal, a menos, claro está que sí lo hayas hecho.

Generalmente, las malas noticias son las primeras en saberse, así que no te preocupes de más. Si algo le hubiese pasado a una persona con quien andabas, ya te habrías enterado de alguna manera.

Cuando son relaciones que apenas empiezan, cuando solo tienen saliendo algún tiempo y no hay una mezcla de sentimientos y pasiones involucradas, si la persona no aparece a pesar de que ya la veas activa a través de sus redes, evita los dramas, trata de continuar con tu vida y por el amor a Dios, no le contactes. Quien quiere hablar contigo, lo hará y si ya le has escrito y no responde a pesar de estar activo, duele pero debes aceptar que ¡No quiere hablar contigo!

Si por el contrario, ha sido una relación en la que sí habían sentimientos involucrados y te quedaste entendiendo, pues déjame decirte que aunque suene cruel, los sentimientos tal vez solo estuvieron en tu lado de la balanza o al menos, los más fuertes están allí, así que al igual que en el caso anterior, solo no contactes. Quien no quiere darte respuestas, quien pasa de ti tan olímpicamente, no merece un lugar en tu vida. Acéptalo que sé que es duro pero, ayuda mucho saberlo.

Cuando tienes claro que lo que está sucediendo es una situación de Gosthing, es duro pero es más fácil para dejar de esperar. No justifiques a la otra persona. Más bien piensa que cada quien lleva sus procesos y esta persona no tiene la suficiente madurez para decirte claramente lo que siente respecto a la relación que llevaba contigo.

Y por favor, no pienses que hay algo malo contigo. Piensa más bien que hay mucha gente rota caminando por el mundo y que a veces, tenemos el infortunio de encontrárnoslos en nuestra ruta. No cuestiones tu comportamiento, es el suyo el que no es el correcto.


Por mi parte, debo ser clara al decir que así como he sufrido de Gosthing, de alguna manera también lo he hecho y hasta ahora, no me he arrepentido, pues soy una persona transparente en mis relaciones y dejo claro lo que estoy dispuesta a aceptar o no desde el principio.

Debo aclarar que cuando definitivamente decido alejarme, es cuando ya no estoy dispuesta a aceptar una situación sostenida y repetida que me empuja a no querer discutir ni perder más tiempo en conversaciones estériles, así que es algo así como una media desaparición porque ya he alertado en oportunidades anteriores de cuáles conductas no se ajustan a mi bienestar, y en efecto, soy incapaz de continuar tolerándolas.

Aclaro esto porque hay muchas clases de ghosting, no solo a escala afectiva, sino también laboral, de amistad, social o familiar. Pienso que cada uno de nosotros es consciente de lo que hace o no, de lo que dice o no, de lo que de hecho, calla o no, a favor o en perjuicio de alguien.

Por supuesto que cada caso es diferente y conlleva a situaciones y emociones distintas, así que si decides hacer ghosting porque hay una situación de tu vida que ya no estás dispuesto a tolerar y no te sientes con la energía de simplemente conversarlo porque ya lo has hecho y volvió a ocurrir, entonces, a mi juicio, no significa que tienes conflictos para conversar sino que ya decidiste no persistir en una situación que te resta energías y eso está bien, al igual que lo está si quieres conversarlo una vez más. Siempre será tu desición.

Todo lo que sea para tu bienestar, siempre estará bien, así que no te limites, aleja el drama de tu vida, vive tus procesos y que la vida te otorgue lo que te sirva de lección.

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