Amor Propio: Prácticalo y Asegura una Vida Feliz

Elevar el autoestima y el amor propio es de esas acciones impostergables que cada ser humano con aspiraciones de bienestar y felicidad, debe ubicar como prioridad en su lista de deseos.

Y es que, al menos yo, estoy convencida de que una persona que se ame lo suficiente como para respetarse, tiene asegurado el bienestar y el éxito sino en todas, en la mayoría de las áreas de la vida que decida desarrollar.

Y si no me crees, está bien. No pretendo imponer a ningún humano mis opiniones pero entonces, me dedicaré, al menos en este artículo, a decirte las razones que me han llevado a pensar que tras del amor que te proporcionas a ti mismo, solo una buena vida puede aguardarte.

Entre estas razones está por supuesto, la seguridad que te proporciona saber exactamente qué es lo que quieres o al menos, lo que no quieres en tu vida y una vez que tengas establecidos estos ítems, entonces comenzará un cambio en cada aspecto de tu existencia que te llevará de la mano con el bienestar y la excelencia.

Claro que hay quienes me llaman exagerada por pensar de esta manera, pero es algo que me tiene sin cuidado porque no guarda relación alguna con el ego. De hecho, creo que es éste el aspecto más alejado de mis conceptos y experiencias. Se trata más bien de convertirte en un ser productivo que desde el amor que se tiene, es capaz de transformar no solo su realidad sino la del mundo que le rodea. ¡Comenzamos!

Todo lo que está bien cuando te quieres

El ser humano y sus complejidades ha sido capaz durante toda su estadía en el plano terrenal de inspirar historias de todo tipo. Unas que hacen que muchos quieran convertirse en una mejores personas y otras, que aunque no sean de las más correctas, al menos sirven de mal ejemplo.

La cosa es que cada uno de nosotros llega a este mundo con un paquete o combo, como me gusta llamarle, que está compuesto por sentimientos, emociones, intenciones, decisiones y posibles acciones y lo que hacemos con esto a lo largo de nuestros días, se convierte entonces en eso a lo que nos gusta llamar Vida.

Sin embargo, en muchas etapas de nuestra existencia y en ocasiones, como resultado de los patrones de comportamiento que hemos heredado de nuestros núcleos familiares y sociales, el amor propio y el respeto por nosotros mismos, queda un poco, o bastante, apartado de las acciones con las que vamos llevando nuestro día a día.

Inseguridades, dudas, complejos, resentimientos, celos y envidias, entonces comienzan a ubicarse en algunos capítulos de nuestra vida y, dependiendo del entorno familiar y social en el que nos desarrollemos, éstos se debilitarán o, por el contrario, se reforzarán en nuestro comportamiento.

Pero ¿En quién se convierte una persona con estas emociones y sentimientos? Pues obviamente, al menos para mí, en alguien inseguro que a su paso irá dejando un rastro y estela de todo eso que rápidamente se propaga y que según mi criterio, empeora las relaciones no solo de nosotros con los demás, sino, que se convierte incluso en una especie de caída de dominó en el que todos se van contaminando de esta actitud, o al menos, el entorno más cercano y susceptible.

Lo mismo ocurre cuando una persona está segura de sus decisiones y de sus acciones pues vive en perfecta armonía con sus sentimientos y emociones. Siendo así, lo que va dejando a su paso es un camino de bienestar no solo para sí mismo sino para quienes le rodean.

Y no, no me estoy convirtiendo en una come flores pero te explicaré con ejemplos esto a lo que me refiero.

Para mí, el amor propio es tan importante incluso como las funciones que pueden tener los órganos más imprescindibles de nuestra anatomía. Alguien que se siente inseguro de lo que hace, generará no solo energías de angustia y emociones asociadas a las bajas frecuencias, sino además, que su vida estará alejada de lo que pudiera ser el buen vivir.

Quien no se ama, por ejemplo, un dependiente emocional, un celoso, un controlador, un rencoroso, un envidioso o una persona que se sienta incapaz, jamás tomará acciones para cambiar su realidad, pero además, tampoco se atreverá a exigir derechos reales más allá del mero hecho de quejarse del presente que vive.

Y esto ocurre porque en su mundo interior, el sentimiento de no merecer, de ser indigno para lo bueno, no le permitirá creer que en realidad tiene el poder de cambiar las situaciones y realidades que le rodean.

Hace poco hablé con una persona a quien respeto muchísimo y le comenté cuáles eran mis apreciaciones sobre este tema. Me alegró saber que desde mi perspectiva, la suya se completó y la retroalimentación que tuvimos fue extraordinaria.

Por ejemplo, le comentaba que la actitud de las personas que se aman en relación con quienes tienen baja autoestima, es la que les proporciona un plus extra a la hora de tomar decisiones que generen un bienestar o un malestar.

Te cuento más con un ejemplo. Una persona que descuida su aspecto físico, en una entrevista de trabajo, por nombrar algún caso, estará enfocada en esa apariencia que tiene porque es consciente de ella, entonces, su actitud y lenguaje corporal hablarán de una persona sumisa, insegura y que se siente menos. Esas distracciones probablemente, ocasionen que su enfoque se pierda y que la meta se aleje.

Contrario a quien está conforme con su apariencia y que se enfocará únicamente en lo que debe y quiere resaltar con la intención de pasar la prueba que está practicando.

Cómo te sientes, te ves

Esto que digo pudiera ocasionar que algunos piensen que se trata de imponer puntos como la perfección, el materialismo o el culto a la belleza como base de la felicidad en el ser humano y no es así.

No podemos olvidar que somos seres humanos que en nuestra evolución, nos hemos decantado por lo mejor, por lo más provechoso, por lo excelente, por lo de mejor calidad. Y esto no es ser materialista sino realistas.

Si revisas la historia, la biología o incluso, nuestra anatomía, verás que los humanos hemos evolucionado de acuerdo a lo que hemos clasificado como lo mejor de la especie. De igual manera lo ha hecho la naturaleza y el mundo en general.

Así pues, aunque algunos quieran hablar de banalidades, superarse a sí mismos no es un acto de egoísmo sino más bien de amor por nuestra humanidad, entendiéndose como humanidad no solo a la persona sino a la propia especie.

Un ser humano satisfecho con su propia existencia, es además una persona que generará provecho para otros, bien sea desde el punto de vista de referencia, hasta incluso, lo que puede crear para el bienestar de nuestro planeta y entorno directo e indirecto.

Amarse va más allá de la manera en la que llegaste al mundo o de cómo sucedieron tus primeras etapas de vida. De hecho, es en el aquí y en el ahora en el único tiempo en el que importas cuando decides amarte y cuidarte.

Una persona que frecuentemente está relacionandose con su infancia infeliz a través de los recuerdos de tristeza, es una persona que se limita en el tiempo real.

El amor por sí mismo es frecuentemente relacionado con el ego y de hecho, estigmatizado con palabras como egoísmo, adulación y arrogancia, pero esta no es una regla ni un principio y de hecho, quienes tienen una autoestima saludable, se alejan bastante de esos conceptos.

Quererse no significa negar que también cometemos errores y tenemos defectos. Querernos es en realidad comprendernos como seres llenos de luz y oscuridad en igual medida que deciden cómo afrontar sus realidades en cada aspecto de ellas.

En palabras más comunes, el amor propio se manifiesta en la capacidad que tenemos de reconocernos en cada aspecto de nuestra existencia y saber cuáles son nuestras fortalezas y también, nuestras debilidades.

En el aspecto físico, por ejemplo, amarnos se traduce en aceptar nuestra anatomía y mejorarla en el caso de que podamos y queramos hacerlo. Amarse es cuidarse, sanarse y deshechar costumbres o hábitos con los que agredimos a nuestro cuerpo.

Pero también amarse es aceptarse como hemos venido a este mundo. Con nuestro color de piel, ojos, cabello, contextura, altura y en fin, todo lo que comprende nuestro aspecto físico.

Una persona que se ama, comprende que la apariencia física no es limitante para alcanzar las metas que se proponga. 

En la mayoría de los casos, las limitaciones de muchas personas están arraigadas en la mente más que en su condición o aspecto físico.

Las excusas te alejan de tu amor y respeto

Puedo nombrar por ejemplo, el caso de un muchacho que conocí cuya madre sufrió de Eclampsia, una enfermedad relacionada con la presión arterial y que provocó que cuando aún era un gestante, casi muriera en el vientre de su madre.

Él no tiene ninguna discapacidad física. Por el contrario, si no menciona ese percance sufrido por su madre en el embarazo, nadie sabría que ocurrió. Sin embargo, lo ha usado a lo largo de su vida para victimizarse y decir que tiene cierta discapacidad mental, la cual sé muy bien que no existe.

Su madre ha jugado un papel determinante en su comportamiento no solo con sobreprotección sino al afirmar condiciones médicas que no existen y que han sido descartadas por profesionales médicos.

Este chico no solo ha vivido con episodios frecuentes de ansiedad y depresión, sino que además, ha vuelto un infierno la vida de sus padres, hermanos, amigos y por supuesto, no tiene empleo, pareja ni motivación alguna.

Suele repetir que toda su desgracia se basa en ese problema que tuvo al nacer, a pesar que de eso han pasado 37 años y desde entonces, ha contado con una salud física satisfactoria.

Algunas veces, hablando con él, solo puedo percibir una persona insegura, sin amor propio, desconfiada y que además, guarda sentimientos oscuros por casi todo lo que le rodea.

Sus relaciones sociales son un fracaso, pero no porque sea una mala persona, sino porque es demasiado tolerante con los abusos y entonces, al no respetarse ni hacer que otros le respeten, no solo termina triste sino frustrado al sentirse incapaz de enfretarlos por uno de los miedos más comunes del ser humano: el miedo a la soledad.

En paralelo, también conozco a una persona con una importante discapacidad física y motora que le impide caminar correctamente, por lo que debe usar una andadera para poder mantener su estabilidad y así trasladarse hacia sus destinos.

Pero además, su comunicación verbal no es muy buena porque es sordo y sus manos, muestran las consecuencias de una meningitis que sufrió cuando era un bebé.

Sin embargo, es una de las personas con más energía que conozco. Ha terminado hasta la fecha tres carreras universitarias, escribe artículos de opinión para varios medios de comunicación, forma parte de una agrupación musical y cada día, debe caminar una importante cantidad de kilómetros para poder cumplir con sus responsabilidades diarias.

Él no ha usado su discapacidad como un límite sino como un impulso para continuar logrando éxitos a lo largo de su vida. Su actitud es absolutamente positiva y su amor por cada uno de sus defectos físicos, le hizo reconocer que ser diferente, no lo hacía menos que nadie.

Si te cuento estos dos casos es para que comprendas desde una perspectiva más real, lo que significa el amor propio y cómo, tenerlo o no, afecta tu vida y la de quienes te rodean para bien o para mal.

Como te vistes, te tratan

Muchos años de mi vida me negué a aceptar, debido a mi carácter justiciero y observador, que la frase anterior y que sirvió como subtítulo de esta parte del artículo, fuera cierta.

Sencillamente, creía que todo en la vida tenía que ver con lo que traes por dentro, con la maravilla que puedes ser sin necesidad de mostrar por fuera lo que eres en tu interior.

Sin embargo, como ya lo expliqué antes, la apariencia aunque a muchos le choque, sí que tiene que ver con la manera en la que el mundo te ve pero especialmente en como te ves a ti mismo.

Y antes de continuar explicando esta parte, quiero dejar claro en que nada tienen que ver las marcas que decidas o no usar en tu ropa, o en la cantidad de prendas que tengas guardadas en tu closet.

Tiene más que ver con el cómo te ves a ti mismo y cómo decides lucir por fuera. Porque cuando nos queremos, no solo nos arreglamos, nos cuidamos, nos consentimos y nos ofrecemos amor, sino que eso es algo que notas tú y tu entorno. Y sí, claro que eso es importante.

Y no porque necesites que otros te validen constantemente, sino porque sí que es agradable que alguien te elogie, te diga un cumplido, un piropo o exalte tus cualidades o condiciones. Un elogio sincero y espontáneo nunca hará sentir desagrado y eso es algo que aunque tú ya sepas, también es bonito escucharle a otros.

Se ha querido satanizar el hecho de que una persona quiera cuidar su aspecto físico. No tiene nada que ver el ser una persona humilde con vestirse con prendas sucias, manchadas o rotas ni con dejar de asearse y permitir que los olores corporales espanten a los demás como si fuéramos zorillos.

Lucir bien no tiene que ver con marcas sino con higiene, con pulcritud, con limpieza y claro que además, tendrá consecuencia inmediata en cómo te ven y te tratan los otros.

A nadie le gusta ser tratado de manera despectiva pero tampoco a nadie le gusta taparse la nariz porque otro tiene mal olor o porque sus olores corporales son nauseabundos.

De hecho, acabo de recordar el caso de una secretaria que fue rodando de dirección en dirección en una empresa para la que trabajé. Parecía simpática y era de las primeras en llegar y de las últimas en irse, así que yo sencillamente no podía entender la razón por la que ninguno de los que habían sido sus jefes la conservaba en su puesto por más de un mes.

Pues, un día me senté a grabar una entrevista y esta muchacha se acercó a llevar un café. De inmediato sentí un olor espantoso al punto que debí pararme y salir de esa oficina.

Aún no sabía que había ocurrido pero permanecí sin decir una sola palabra cuando entré nuevamente al lugar. Todos estaban como mareados con el olor pero, extrañamente, nadie hablaba.

Volví a sentarme aunque el olor era insoportable y para entonces, esta muchacha recogía unas carpetas y se agachó, dandóme la espalda. Entonces supe que era ella quien olía de esa manera y entendí de inmediato, por qué el silencio en la oficina fue sepulcral.

Al salir, todos hicieron gestos de asco. Se debieron abrir las ventanas y de hecho, rociar agua con bicarbonato y luego, desinfectante, en el lugar. Obviamente, la chica fue cambiada a otra oficina después de esto.

Entonces, la estuve observando. Su ropa estaba sucia, al igual que su cabello que peinaba pero dejaba ver un manto de grasa sobre él. Su ropa sencillamente olía a desastre y en una ocasión que llevó a uno de sus hijos, éste olía igual o peor que ella.

En la empresa le decían «El Zorrillo» y nadie se atrevía a recomendarle un baño más allá del que ella se daba con algún perfume que no hacía sino empeorar la situación.

Poco después, fue llamada desde la oficina de Recursos Humanos y una persona se encargó de hablar con ella sobre el higiene que debía tener y sobre la posibilidad de despedirla en caso de que no cumpliera con este aspecto.

La psicóloga de la institución se encargó además de comenzar un trabajo con ella con el que al parecer, fue mejorando. Dejé de verla muchos años y cuando la reencontré, era una mujer completamente distinta. De hecho, ya no trabajaba para nadie pues se había independizado. Me dio gusto encontrarla de nuevo.

De aquella época penosa, solo me comentó que le había cambiado la vida y creo que el acompañamiento psicológico fue en gran medida, el causante de que así fuera.

Entonces, volviendo al tema del que hablabamos, la apariencia, el higiene y la manera en la que te ves a ti mismo, por supuesto que es importante porque aunque algunos quieran negarlo, el impacto emocional que tienes cuando te sientes bien con tu apariencia, te proporciona seguridad y hasta valentía, por llamarlo de alguna manera, para enfrentar las distintas situaciones de la vida.

¿Te amas?

Muchos tal vez puedan creer que lo que diré a continuación es una manera exagerada de ver las cosas, pero como siempre hablo en torno a mi experiencia, es propicio que te diga entonces que cuando en realidad te amas, todo eso que deseas comienza a manifestarse en tu vida.

Y no, no es una magia ni nada por el estilo. Lo que ocurre es que la seguridad en ti mismo, la seguridad de conocerte como un ser lleno de defectos y virtudes, que se ama, se honra, se respeta y se quiere, de una manera inevitable va a comenzar a empujarte a asumir acciones que te harán ir detrás de la vida que crees que te mereces.

Es algo así como creerse invencible, y esa actitud, esa seguridad, esa confianza en ti mismo, te dará un subidón de energía que en definitiva, hará que comiences a moverte en el norte correcto.

Nuevamente, te digo que como te ves, te sientes, así que aunque sientas que sí, en efecto, te quieres, debes creertelo. Debes saber que el ser más importante de tu vida eres tu mismo. Que en efecto, puedes amar a tus padres, hijos, pareja y amigos, pero nadie en este mundo puede ser más importante que tú.

El amor nace, crece y se desarrolla primero en ti y luego puedes transmitirlo a los demás. Y no es ser egoísta o vanidoso, es atenderte y entenderte porque eres la única persona que sabe con exactitud quién eres y qué es lo que deseas.

No necesitas sentir la aprobación de los demás para estar bien contigo, pero vaya que sí necesitas sentir la tuya. Cuando estás enamorado de ti, de la vida, de lo que eres y representas, de lo que proyectas y sientes, tu existencia, te prometo que será mucho más fluida en lo positivo.

No, no es que por quererte te vas a convertir en un super humano capaz de todo lo posible y lo imposible, pero sí que está cerca el sentimiento genuino de fuerza, de proyección, de energía vital que se experimenta por el solo hecho de vivir en tu piel y saberte capaz de modificar tu propio mundo.

Amarte significa que tus niveles de aceptación y satisfacción contigo mismo están elevados, por lo que muy poco será lo que pueda salir mal cuando esta es la actitud que tienes ante la vida.

De hecho, cuando es así, si algo saliera mal, estarás tan seguro de ti y tendrás tanta confianza en tus acciones, que entenderás rápidamente que todo lo que ocurre siempre te dejará un aprendizaje.

Recuerda que las personas inseguras, con falta de confianza y amor, suelen culpar a quienes les rodean, a sus entornos, a las situaciones y hasta a sus tatarabuelos de lo que ocurre en su realidad y esto no es más que una manera esquiva de no asumir responsabilidades y más bien querer ser el protagonista de un nuevo drama que los deje siedo las víctimas eternas.

Y si no lo sabías, las víctimas no se aman, por el contrario, sienten pena por sí mismas y desean fervientemente inspirar eso en los demás, así que para que reconozcas si estás en buen camino, debes:

  • Vivir en Conciencia: Cónocete bien. Para esto debes observarte con atención y sin juzgarte en todo lo que tiene que ver con tus actividades, sentimientos, emociones, pensamientos, intenciones y palabras. Contempla lo que eres como si estuvieras evaluando a un extraño. Puedes incluso, tomar nota de lo que vayas encontrando.
  • Tener Aceptación: Todos tenemos aspectos positivos y negativos y así como cometemos errores, también tenemos aciertos, así que no te castigues cuando algo salga contrario a lo que quieres. No te pelees contigo mismo y sí lo llegaras a hacer, entonces defiéndete, ponte de tu lado en esa lucha interna que todos en algún momento mantenemos con nuestras acciones y pensamientos. No se trata de no tomar responsabilidad sino de entenderte como un ser capaz de fallar, rectificar y aprender.
  • Asumir Responsabilidad: Debes entender que tu autoestima se formará no solo de lo bueno sino también de todo aquello que no salga tan bien pero que te permita reconocerte como un ser en proceso de evolución.
  • Autoafirmación: En tus relaciones sociales no pasas por encima de tus deseos, necesidades y valores por causa del miedo, presión social o por complacencia. En resumen es algo así como decir No ante lo que no está enmarcado dentro de tus valores.
  • Tener un Propósito: Cuando te proyectas en metas alcanzables como ser humano, tus problemas de autestima van disminuyendo. Aprender un nuevo idioma, alimentarte de manera correcta, ejercitarte, inscribirte en un curso de algo que te guste, tener un mejor empleo, son algunas de esas metas y por cada una de ellas que alcances, tu amor propio se estará reforzando y tu poder personal, creciendo.
  • Integridad: Siempre, sé integro demostrando coherencia entre tus valores personales y la manera en la que hablas y actúas. La respuesta inversa suele estar presente en quienes tienen baja autoestima.

¿Qué pasa cuando te amas?

El amor hace que ocurran milagros y cuando ese sentimiento, que no es vanidad ni engreimiento, porque además debo recordarte que estos últimos no son más que miedo e inseguridad, se manifiesta en tu vida, entonces, las resultas son en verdad, extraordinarias.

Si nos amamos, aparece lo extraordinario porque entonces, comienza ese proceso maravilloso en el que agradeces, en el que encuentras la belleza en todo lo que te rodea, en el que aunque sepas que las cosas salieron de una forma inesperada, las miras desde una perspectiva de solución y no de problema.

Los cuatro pilares básicos del amor propio, según el psicológo Walter Riso, son:

  • El autoconcepto: Que no es más que la percepción que tienes de ti mismo y cómo interactúas con esa percepción. Se trata de cuidarte, de elogiarte, de sanar las heridas que sabes que te hieren. Básicamente es no herirte a ti mismo, mirarte con compasión, con amor, con empatía.
  • La Autoimagen: Es lo tanto que te gustas o que de hecho no te gustas. La belleza es una actitud y cuando tu te sientes agradable, justamente eso es lo que vas a trasmitir. Cuando no te gustas es porque algo anda funcionando mal. La belleza no es un valor ni es una virtud sino una característica física, así que puedes resaltar todo lo que te gusta de ti pues eres tú quien se valida y no el entorno que te rodea. Cualquier persona es bella si así se siente.
  • El Autoreforzamiento: Es reconocer tus éxitos, tus virtudes, tus cualidades, tu trabajo, tu esfuerzo, tu valor. No tiene absolutamente nada de malo que te elogies a ti mismo.
  • La Autoeficacia: Esto no es más que la confianza que tienes en ti mismo, en tus habilidades, cualidades, competencias necesarias para enfretar y persistir ante las situaciones que la vida te presente. No te hablo de que creas que nunca podrás darte por vencido, sino que entiendas que el éxito es intentarlo hasta el final sea cual fuere el resultado.

Así que sabiendo todo lo que te he descrito, entenderás de algún modo que estar bien contigo mismo, sin engaños, es de las mejores cosas que puedes hacer por ti.


El tema del amor propio es extenso y complicado pues hay muchas aristas que pudieran entorpecer ese proceso, además, en muchas ocasiones de nuestra existencia.

Sin embargo, una vez que conectas con tu ser, una vez que comienzas a darte ese amor que solo tú puedes ofrecerte, te lo prometo que toda tu vida cambiará pues entonces comenzarás a darte valor, a respetar tu presencia, a confiar en ti, y por supuesto, a ver como se desarrollan todos esos deseos que tienes dentro.

Lo que sí te digo es que unos se cumplirán con tu esfuerzo, otros por la Ley de la Atracción y otros, no tendrán el resultado que has esperado pero ni siquiera eso te hará quebrarte.

Tampoco quiero que pienses que con amarte mucho tendrás una vida de super héroe porque no es así. Lo que si quiero que entiendas es que el amor propio es la base para que todo lo que te rodea comience a cambiar a tu favor y eso para ti, sí que es muy muy bueno.

Recuerda que todo lo que te quieres se traduce en todo lo que haces y también en lo que permites, en lo que accionas, en lo que piensas y sientes, así que solo debes quererte mucho para que lo que vibra en tu misma frecuencia de bienestar, llegue a tu vida.

Cuéntame, ¿Ya empezaste ese proceso?

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