Después de la Cremación: ¿Qué hacer con las Cenizas de Un Ser Querido?
La muerte de un ser querido es uno de los procesos más duros que puede afrontar un ser humano, bien sea por una muerte repentina o por enfermedad, es una situación emocional que afecta a los deudos y que trae consigo varias situaciones para las que es oportuno estar preparados.
Lo cierto es que no sé si sabes que en circunstancias normales, cada año, en el mundo mueren más de 50 millones de personas por distintas causas. En la actualidad y con los acontecimientos caóticos que hemos visto en los últimos años, no dudo que exista un incremento en estas cifras.
Aún cuando desde tiempos antiguos la sepultura había sido el método de disposición más usado, en la actualidad es muy frecuente que las personas en vida, dispongan con antelación lo que quieren que sus familiares hagan con sus cuerpos una vez que mueren.
En este artículo hablaré no solo de la cremación, sino de las alternativas que existen sobre lo que debe o no hacerse con las cenizas después de ella; además de las posiciones que ante esta práctica han adoptado las distintas religiones y doctrinas a lo largo y ancho del mundo. ¡Comenzamos!
Una historia Personal
El entierro o la cremación son los ritos funerarios más populares por llamarlos de algún modo, para disponer de los restos mortales de las personas una vez que fallecen; sin embargo, hay otros un poco más curiosos como por ejemplo el que se realiza en una comunidad de La India, en el que se deja a los muertos en las azoteas de unos edificios llamados Las Torres del Silencio, para que una vez allí sean devorados por los buitres.
En la antigüedad, además, algunas culturas apostaban por la momificación y esto tiene que ver más con las corrientes religiosas que aseguran que la vida después de la muerte o la resurrección, se dará en los mismos cuerpos que ya en algún momento colapsaron, por lo que es bueno, según ellos, preservarlos.
Cada uno de nosotros tiene con total seguridad, una historia qué contar con respecto a la etapa más segura que tenemos todos los seres humanos: La Muerte. Como soy parte de ese todo de la humanidad, también tengo las mías, en este caso, de mis padres y hermano.
Aunque antes de esa trilogía de amor que hoy me acompaña desde otros planos, había experimentado la muerte de algunos parientes, no alcancé nunca a imaginar ni tampoco he podido describir con exactitud, lo vulnerable que somos en esta materia que vivimos en el plano terrenal.
Mi hermano fue el primero en morir de los tres, de una manera imprevista, inesperada y absolutamente sorpresiva. Un accidente lo arrancó de la vida pero he aprendido a asimilar su partida sabiendo que como energías que somos, solo existe una transformación de la materia.
Al morir mi hermano de una manera tan accidentada, todo lo que ocurrió en esos días fue absolutamente improvisado. Nunca se espera que un ser tan querido muera a una edad tan temprana, así que más que los seguros funerarios, no había mayor previsión en ese aspecto.
Por lo tanto, y con mis padres destruidos emocionalmente, hicimos lo que toda la vida consideramos como normal: organizar el funeral y la sepultura final de su cuerpo.
Cinco meses más tarde y consumida por el dolor, mi madre también murió y como era de esperarse, fue sepultada junto con mi hermano. A los cuatro años de la muerte de mi madre, mi padre se fue a acompañarlos. La misma tumba en la que ya estaban mi madre y hermano, esperaba por él.
Hasta este momento de la historia, todo había transcurrido dentro de los parámetros de la normalidad que en estos casos, habíamos visto.
Sin embargo, poco a poco, fui sintiendo que las cosas de esa manera eran peor de lo que las imaginé. Nunca me había puesto a pensar en lo que significa estar en un cementerio.
Sí, sabía que los restos mortales de mis tres amores se encontraban ahí. Yo misma los había llevado y visto, pero no sentía ninguna conexión con ellos en ese lugar, frío, gris y sin vida.
Un día, sencillamente, no volví. Me abrumé con esas energías terribles que quedan como sombras después de la muerte en un lugar tan oscuro como un cementerio. Pensé en toda el amor y alegría que me habían dado mis padres y hermano y definitivamente, nada salvo que aquel último día que los vi en esta tierra, fue en ese lugar, nada más que la lápida con sus nombres los relacionaba a ese sitio.
Así que, no regresé. Cada vez que los "visitaba", les llevaba flores y limpiaba los espacios. Luego me sentaba, sin saber mucho qué hacer, a fumar un cigarrillo y a desear con toda el alma salir de ese lugar siniestro en el que todos los que encontraba, siempre estaban tristes.
Tal vez haya sido lo más egoísta que hice en toda mi vida, pero me fui sin deseos de volver a encontrarme allí. Los míos, esos a los que amaba y extrañaba tanto, no estaban ahí pero ahora había un pensamiento dual atormentándome: Los estoy abandonando.
En un cementerio en el que además, la inseguridad comenzaba a azotar a los deudos y visitantes, sumado a que yo no quería estar ahí porque no era ahí dónde tenía recuerdos o emociones que me vincularan con ellos, me di cuenta que lo que en realidad debimos hacer fue optar por el proceso de cremación.
De igual manera y contrario a lo que muchos fieles de las religiones pudieran pensar, no por irrespeto sino por practicidad, siempre tuve pensamientos que desentonaban de la normalidad del resto de los seres humanos que me rodeaban con respecto a los cementerios.
Y es que al estar en ellos, solo podía hacer dos cosas: admirar las antiguas arquitecturas que en esos lugares se habían construido con el paso de los años y pensar en todas esas tumbas abandonadas porque tal vez y como yo ahora, sus familiares no habían vuelto, o en otro de los casos hipotéticos que llegué a plantearme, todos estaban también muertos.
Entonces, pensé en sacar a los míos de ahí. No quería abandonarlos o sentir que así era pero tampoco quería volver a ese lugar. Fue entonces cuando surgió una nueva pregunta: ¿Qué hacer con las cenizas?
Las Cenizas de un Difunto en Casa
Tuve una amiga muy peculiar de quien aprendí tanto como pude no solo en vida, sino después de su muerte. Yo tenía 19 años aproximadamente. Ella 85. Era viuda y cada vez que la visitaba, ella no dejaba de recordar y nombrar en cada oportunidad que tenía a su siempre amado esposo, con quien duró más de 65 años de unión.
Me gustaba visitar su casa pues ella ponía música que me encantaba, preparaba un café delicioso y pasábamos horas conversando y riendo. Cuando llegaba la hora de irme, ella nunca quería que así fuera, aún cuando en ocasiones la encontraba dormitada en alguno de sus sillones.
En su casa, al final del pasillo principal, junto a una foto de ambos, estaba un cofre con las cenizas de su amado esposo. Junto a él, además de las fotos, un jarrón de flores y siempre, unas veladoras con las que decía mi anciana amiga, que alumbraba el camino de su esposo en el más allá.
Cuatro años luego de la muerte de su esposo, mi amiga murió de un cáncer fulminante. Sus hijos decidieron la cremación de ella y allí, dentro de su féretro, también iban las cenizas de su amado. Posteriormente, las liberaron en el lugar que ella indicó.
Lo curioso del asunto es que cuando le pregunté a sus hijos la razón por la que no quiso que sus cenizas fueran conservadas en el mismo lugar en el que ella mantuvo por años las de su esposo, la respuesta fue que ella específicamente se negó a que alguno de sus hijos cargara con esa cruz.
Sí, esa mujer que cada día oraba frente a aquella caja de cenizas de su esposo y que la veneraba de manera enfermiza según mi opinión, comprendió en algún momento que en ese cofre no estaban los recuerdos, ni el amor profundo que sintió por su amado compañero. Cuando así fue, supongo que no supo como deshacerse de los restos y no tuvo más opción que quedarse con ellos en casa. Ese castigo o cruz, no quiso dejarlo a sus hijos.
¿Qué dicen las religiones?
Desde la antigüedad, las distintas religiones han apostado a la sepultura de los cuerpos, especialmente, por las creencias que existen en muchas de ellas entre las que se cuentan por ejemplo, la del Catolicismo en la que se asegura que el Creador vendrá y tal cómo sucedió con Jesucristo, los muertos resucitarán. Obviamente, en esta religión se cree que si no hay cuerpo, no habrá resurrección.
Por su parte, los seguidores de las religiones hindú, budista, así como la jainista no solo practican la cremación sino que tienen años haciéndolo; mientras que la mayoría de las religiones abrahámicas como el judaísmo, el cristianismo y el islam, proponen el entierro del cuerpo en lugar de la cremación debido a que en ellas, así como en el Catolicismo, se apuesta a la teoría de la resurrección.
Para los judíos, el cuerpo es un templo sagrado, por lo que sin lugar a novedades, en su Ley, llamada Halajá, se expresa claramente que los restos mortales de los ciudadanos deben ser depositados en la tierra.
En el cristianismo la cremación también estaba prohibida y esta práctica de hecho era considerada un sacrilegio y tanto así fue, que Carlomagno, rey del Cristianismo, consideraba la cremación como un delito.
Por su parte, en el islam la cremación está prohibida y de hecho se le considera un acto impuro y un sacrilegio, pues en esta religión los cuerpos de los difuntos son tratados con respeto pues consideran que el alma de un fallecido está siendo consciente del trato que están recibiendo sus restos mortales.
Es de destacar que los católicos tradicionales, así como la iglesia ortodoxa oriental y otras doctrinas protestantes, evitan a toda costa la cremación por considerarla contraria a la resurrección.
En el Bahaísmo, se cree que al morir, las personas deben ser enterradas para que se integren con los elementos de la naturaleza. Algo así como que después de su proceso natural de descomposición, los restos se unan a la madre tierra.
Después de la muerte, el cuerpo será transferido de una etapa a otra diferente a la anterior, para que de acuerdo con las relaciones que existen en el mundo pueda gradualmente combinarse y mezclarse con otros elementos, y así pasar por etapas hasta integrarse al reino vegetal, y allí convertirse en plantas y flores, desarrollarse en árboles del más alto paraíso, perfumarse, y alcanzar la belleza del color.
Por su parte, en el mundo místico, energético y de energías sutiles, hay variantes que apuestan por la cremación y otras por el entierro del cuerpo, mientras que algunas otras, aseguran que es indiferente el método pues la energía no muere sino el cuerpo físico y lo que ocurra con él, no es tan importante como sí lo es el proceso de ascensión del alma.
Entre fuego, tierra y buitres
Buscando información sobre este, que dicho sea de paso es un tema que atrae mi atención, me encontré con una teoría bastante alucinante y que apunta por todos lados a lo positivo que puede llegar a ser la cremación para el alma de los seres humanos.
Se piensa que cuando alguien muere, desconoce las experiencias que existen después de la muerte, y hasta este punto, estamos de acuerdo porque nadie puede asegurar con pelos y señales qué ocurre después de que damos nuestro último respiro.
Entonces, siendo así, el alma se aferra a lo conocido, al mundo material y al cuerpo del que salió. Te cuento que estas teorías han sido ofrecidas por personas que tienen altas capacidades sensoriales y que aseguran, haber presenciado en muchísimas muertes y funerales lo que a continuación te explicaré.
Como ya te dije, el alma o cuerpo sutil, se aferra a su cuerpo físico porque es incapaz entonces de entender su destino luego de la muerte pero esta probabilidad aumenta en gran medida cuando el cuerpo permanece en buen estado, lo que sucede por ejemplo cuando los cuerpos se momifican o se congelan.
Como el cuerpo sutil se está "viendo" de alguna manera en el único cuerpo que reconoce y le es difícil soltarlo, por decirlo de algún modo, pues desprenderse de su "hogar" y continuar su viaje energético, al parecer, no es tan sencillo como algunas corrientes aseguran.
Espero que hasta este punto, todo esté claro, porque deberás prestar mucha atención para digerir este asunto.
Aquí comienza la parte interesante de este asunto. y es que según estos expertos, al ser estos gases emanados desde un cuerpo en descomposición, sus frecuencias y vibraciones son de naturaleza negativa y, como resultado, el componente Tama aumenta en el entorno inmediato.
El componente Tama es uno de los tres componentes sutiles básicos que pueden percibirse a través de los órganos sensoriales intangibles o de nuestro sexto sentido y él representa al más bajo de los tres.
Su predominio en una persona se manifiesta en la holgazanería, la avaricia, el apego a los asuntos mundanales, entre otras características de este tipo.
Aclarado este punto del Tama, te cuento entonces que los fantasmás, que son demonios, diablos y cualquier tipo de energía negativa espectral, son atraídos como imanes por esas frecuencias negativas, por lo que de inmediato, llegan al cadáver.
Estos fantasmas atacan el cuerpo y toman el control de las cinco energías vitales y sub vitales que libera el cuerpo hacia el universo desde el momento de su muerte.
Estas energías vitales son:
- Energía para la inhalación (prāṇa).
- Energía para la exhalación y habla (udan).
- Energía del estómago e intestinos. (saman).
- Energía para los movimientos voluntarios e involuntarios del cuerpo (vyān).
- Energía para orinar, defecar, eyacular, dar a luz, (apan).
Los fantasmas entonces, emiten energía negra en forma de humo que envuelve el cuerpo fallecido y crea una cubierta sobre él. Debido a estos ataques se origina una transmisión de frecuencias negras dentro del cuerpo fallecido y el cadáver se carga de ellas.
Cuando este proceso ya ha ocurrido, el o los fantasmas entonces, tratan de capturar al cuerpo sutil del fallecido, es decir, a su alma, por llamarlo de alguna manera, la cual aún mantiene un enlace con su cuerpo físico, tanto en forma de apego como a través de la energía vital que durante dos días se libera desde el cadáver hacia la atmósfera.
Los fantasmas entonces, usan este enlace para llegar al cuerpo sutil, con la intención de atraparlo transmitiéndole vórtices de energía negra y tirando de él con la intención de llevarlo hacia su campo de ataque, que en realidad es una red de frecuencias oscuras que le impiden moverse con libertad, lo que causa obstáculos en su viaje por la vida después de la muerte.
Una vez que logran controlarlo completamente, entonces ya tienen no solo el cuerpo físico del fallecido y sus 5 energías vitales, sino además, su cuerpo sutil.
Desde una perspectiva espiritual, el objetivo principal de un rito funerario debería ser lograr minimizar los ataques de fantasmas, ayudar al cuerpo sutil a liberarse de su unión con el cuerpo físico y dar impulso y protección al cuerpo sutil en su viaje hacia la vida después de la muerte.
Entonces, estos expertos aseguran que la cremación de los cuerpos debe hacerse lo más pronto que sea posible, pues solo agilizando el proceso se minimiza el ataque de estas energías negativas sobre el cuerpo del fallecido.
Ellos aseguran que durante la cremación, las energías subvitales y los gases excretados por el cuerpo son expulsados y desintegrados en la atmosfera, lo que protege tanto al cuerpo físico como al sutil y sus respectivas energías vitales de los ataques de estas frecuencias espectrales bajas.
Además, aseguran que gracias a la desintegración de las cinco energías vitales, el cuerpo sutil, es decir, el alma, rompe cualquier vínculo con el cuerpo físico, por lo que puede entonces continuar su proceso de ascensión.
De igual manera dicen que el fuego limpia el cuerpo sutil de las frecuencias bajas y lo envuelve en una especie de capa protectora, lo que lo hace estar más ligero y le proporciona el empuje necesario para continuar su camino fuera del plano terrenal.
Siendo así y analizando rápidamente el proceso de cremación, se puede concluir que éste cumple con los criterios para ser un rito funerario efectivo para el alma y sus cuerpos sutiles pues:
- Minimiza los ataques producidos por espectros de frecuencia baja
- Ayuda a que el cuerpo sutil se despida rápidamente del cuerpo físico
- Protege al cuerpo sutil en la vida tras la muerte
Es importante destacar que si un cuerpo es incinerado a medias, es decir, que no se completa su proceso, sigue corriendo el mismo riesgo de ser atacado por los espectros de baja frecuencia.
Lo que ocurre cuando el cuerpo es enterrado
Nuevamente, te explico que esta información que estás leyendo está basada en el testimonio de personas que trabajan con la luz y que poseen habilidades extraordinarias en el campo de la visión inter dimensional, por lo que sus experiencias son reales y aseguran haberlas presenciado durante los años de estudios, que son muy extensos, en ritos funerarios que van desde la cremación hasta los entierros y otros métodos de disposición de cuerpos.
De esta manera, la presión sutil en el ataúd aumenta a medida que las frecuencias aflictivas que emanan del cadáver se materializan y transforman en una capa negra alrededor del cuerpo.
Es en este proceso en el que se generan entonces frecuencias de fricción, cálidas y aflictivas, que generan un sonido que atrae a los espectros de baja frecuencia, quienes entran al ataúd y no solo atrapan las cinco energías vitales sino que además, cubren al cuerpo de una energía negra.
Pero hay más, pues al parecer, cuando el cuerpo es enterrado, esta energía negra atrae frecuencias aflictivas de la región del infierno que forman una especie de caja con frecuencias oscuras alrededor del cuerpo físico, las cinco energías vitales y las energías subvitales, todo esto con la intención de tomar el control del cuerpo sutil.
Lo que pasa después es que el peso del cuerpo sutil aumenta en respuesta de la emanación de energía negra producida por los fantasmas, por lo que éste termina siendo atraído al ataúd y de esa manera, es atrapado y comienza a ser presa de los ataques de los fantasmas.
La parte más aterradora de todo este relato, tal vez es entender que al quedar atrapados en la tierra los cuerpos sutiles de quienes son enterrados, su probabilidad de convertirse en fantasmas o espectros de baja frecuencia, ojo, en contra de su voluntad, es muchísimo mayor.
De hecho, se cree que al estar bajo el dominio de otros fantasmas, estos cuerpos sutiles son obligados a cometer actos que los hagan descender a las regiones inferiores del Universo, por lo que estos expertos aseguran que el ritual del entierro no cumple ningún criterio que determine la efectividad para la ascensión del cuerpo sutil.
Cuerpos devorados por animales
Como te dije al principio, algunas culturas, como por ejemplo la Parsi en Zoroastriana, India, deposita los cadáveres de sus deudos en lugares de cielo abierto con la intención de que los factores climáticos contribuyan a su descomposición pero además, para que en medio de ese proceso, los buitres se los coman.
Para el cuerpo sutil este es un proceso de agonía total, según cuentan los expertos, si recordamos que al momento de la muerte, el alma o cuerpo sutil están por llamarlo de algún modo, enganchado a su cuerpo físico y observa como los animales lo desgarran.
Es de recordar además, que las cinco energías vitales y subvitales tardan unos dos días en abandonar el cuerpo físico, por lo que en lo que dura el proceso, suceden cosas aún más perturbadoras para el cuerpo sutil.
Los expertos aseguran que el olor de la sangre, los huesos y la carne atraen a muchos brujos espectrales y fantasmas, que hacen rituales oscuros con los que logran el control del cuerpo sutil en poco tiempo, sumando además la posibilidad de que los cuerpos sutiles sean convertidos en esclavos de estos espectros bajos, lo que les llevaría a sufrir en la vida después de la muerte.
Se cree además que estos fantasmas sacian sus ansias y hambre de carne devorando la sangre y carne humanas a través de los buitres.
Entonces, este método de disposición final de cadáveres sería en efecto, mucho peor que el entierro.
¿Qué hacer con las cenizas de la cremación?
Creas o no en las teorías que acabo de explicarte, ahí están con la intención de que tomes en cuenta todos los aspectos porque no solamente podemos elegir los ritos que deseamos que nuestros familiares cumplan, sino además, de alguna manera, podemos tomar en cuenta las consideraciones espirituales que corresponden a cada uno de estos métodos.
Hay personas que dejan instrucciones sobre la disposición final de sus cenizas y entre estas situaciones, las más comunes son por ejemplo que los restos sean liberados en algún lugar específico como el mar, una montaña, una ciudad específica, bosques, entre otros destinos que guarde memorias agradables para la persona en sí.
Sin embargo, también hay otras alternativas que en la actualidad se han hecho bastante comunes y es, por ejemplo, el hecho de usar las cenizas como abono para plantar un árbol, o como parte de la creación de piezas de bisutería, e incluso, en arcilla o pintura para recrear obras. Al respecto la imaginación es infinita.
Como dato adicional, te diré por ejemplo que la tribu indígena de los Yanomamis, en América del Sur, son practicantes de un ritual bastante macabro en el que los restos humanos del integrante fallecido son cremados, y luego, sirven como base para los alimentos que preparan.
Sí, así como lo lees. Algunos han dicho que esta práctica es una forma de canibalismo, conocido como «endogámico”, el cual, al parecer no es tan malo por ser parte de tradiciones sagradas.
Pero, no vayas a creer que ellos se comen todas las cenizas, ¡No! Solo lo hacen con los miembros de la tribu que tuvieron una vida ejemplar y un comportamiento acorde a las buenas costumbres de la tribu, pues caso contrario, el difunto es quemado por completo y sus cenizas ni se recuerdan.
Los Yanomamis creen que la energía vital de las personas reside en sus cenizas y de esta manera, buscan que esta se reintegre a su tribu.
Por su parte, en el mundo energético y místico se dice que nuestro cuerpo físico, compuesto de los otros cinco cuerpos, es el que menos nos pertenece ya que se forma gracias a la madre tierra.
Ellos dicen que lo que es de la tierra debe volver a ella, así como el espíritu regresa a la fuente primaria de energía desde donde provino.
Al cortarse esa transición, nuestro cuerpo físico jamás se unirá a la tierra y nuestro espíritu quedará anclado a la tierra sin posibilidad de trascender a los planos superiores a los que pertenece.
Por esto, recomiendan llevar el cuerpo o las cenizas a dónde pertenecen, es decir, a la tierra mientras que de igual manera, condenan que las cenizas permanezcan dentro de las casas o criptas, ya que al ser los restos de un ser sin vida, generan una baja frecuencia .
Dicen que tener cenizas en casa ocasiona problemas, enfermedades, discusiones, escasez y mantiene al desencarnado unido al mundo material.
Los espirituales recomiendan dejar descansar a los seres queridos haciendo que sus restos regresen a la tierra para que su proceso de asimilación y reutilización en otros seres, que es como realmente corresponde.
Sea cual sea tu caso, recuerda que cada uno de nosotros resuena con un tipo de información, así que toma de este artículo lo que llegue a ti, y lo demás, déjalo pasar.
Aprovecho la oportunidad para decirte que a los seres queridos se les ama mientras tienen vida, y que atesorar sus cenizas, no hace que los ames más o menos. Lo que cuenta ante el espíritu de tu ser querido no es cuanto amas sus despojos sino todo el amor que le pudiste dar en vida.
De verdad muy de acuerdo contigo acerca de la mala vibra de un cementerio y lo de recordar a los seres queridos. Saludos,te sigo desde hace algo por Twitter
Saludos José Luis, encantada de saberte aquí.
Excelente Articulo… El año pasado sufrí la muerte de mi padre y fue realmente duro…Lo curioso del caso es que mi padre como que sabía que iba a morir por que dejó todo preparado!!!.. No faltó ni un papel.. Incluyendo la funeraria, la cremación y el sitio donde quería que arrojará sus cenizas… Mi padre aunque tenía los males comunes de la edad.. Tensión, diabetes etc.. Era un hombre sano que se cuido mucho.. Se lo llevó una depresión que en silencio lo consumió por la situación del país…. Le diagnosticaron Covid y en menos de tres días falleció… A pesar que he leído mucho sobre la muerte y de escribir sobre ella… Es difícil asimilarlo.. Recién le dedique a mi padre un escrito que se llama Una luz que habla.. Te invito para que lo leas….. Felicidades.. Buen tema
Gracias Fernando. Por favor, déjame el enlace para poder leerlo. La muerte, como ya lo he dicho muchas veces y también tú sabrás de acuerdo a tu experiencia, es lo más seguro que tenemos. Sin embargo, nunca estamos preparados para afrontarlas. Se que cada quien lleva sus propios procesos de duelo y no pretendo desde mi experiencia, hacer que otros hagan lo que yo, pero me ayudó muchísimo entender que aún a pesar de todo el dolor, sus muertes fueron rápidas y piadosas. Que no hubo sufrimiento. Eso me dio muchas fuerzas. Y entender además, que no murieron sino que se mudaron a mi corazón, porque finalmente, el amor se transforma. Hace casi 8 años de la muerte de mi hermano y no hay un día en el que lo olvide. Honro sus vidas y agradezco haberlos tenido en la mía. Saludos
Saludos estimada..te dejo los links……
https://mediumliterario.blogspot.com/2022/02/una-luz-que-hablaparte-1.html
https://mediumliterario.blogspot.com/2022/02/una-luz-que-hablaparte-2-final.html
Gracias por tu artículo. Me gustó muchísimo. Siempre he preferido la cremación, a nadie en mi familia le gusta pero, desde que vi que en los cementerios en algún momento fue moda extraer partes de los cuerpos recién enterrados para presuntos rituales, entonces manifesté a mi familia que a mí me cremen y siembren plantas que den muchas flores y árboles también. Nuevamente gracias por artículo.
Me alegra muchísimo entonces que lo hayas leído y que conectaras con las partes que ya resonaban dentro de ti. También me inclino por la cremación y precisamente, investigué sobre el tema porque a veces nos dejamos llevar por lo primero que nos dicen, dejando atrás posibilidades infinitas que pueden resultar mucho mejor para nosotros. Gracias por tu comentario
Muy buen artículo Lucy, yo le he dicho a mi familia, que cuando muera donen todos los órganos que puedan y luego que me cremen, nada de urnas ni entierros ni cementerios, que luego liberen mis cenizas en un bosque, parque o el mar, para que no queden atados a otro tipo de urna. Que no estén pegados a un calvario de estar visitando cementerios o no poder emigrar por tener ese apego a un cuerpo físico vacío, que se irá deteriorando hasta desaparecer.
Muy buena decisión Danilo. Lo mismo he dicho a los míos, porque hay que prepararse para una etapa que finalmente, en algún momento llegará. No quiero a mis hijos en un cementerio sintiendo que estoy ahí y no en sus corazones y recuerdos. Es una manera de esclavizarlos si decido un cementerio y eso, jamás.
Excelente articulo Luciana y gracias por compartirlo. En mi caso, te cuento que perdí a mi hijo mayor en un accidente de moto en Peru, lo cual era su destino. Me dolió y duele mucho su Partida, Pero son designios de Dios. Como padre, hable’ con su pareja para que cremara su cuerpo, que mi hijo menor cuando regrese a Venezuela traiga sus cenizas para esparcirlas en el mar, ya que a él le encantaba la playa, viajar y conocer lugares y sé que sería su voluntad. Te sigo por Twitter, porque haces muy buenas publicaciones y nuevamente gracias por ellas. Saludos desde Naguanagua/Carabobo.
Hola, Nelsón. Lamento tu experiencia porque como madre, sé lo que duele un hijo y como hija, entendí el dolor de mis padres cuando perdieron a mi hermano. Un abrazo grande para ti. La vida a veces nos sorprende, pero, tal y como dices, cada uno de nosotros tiene un destino. Mi hermano también falleció en un accidente de motocicleta.
Gracias por tu comentario, lo valoro.
Hola! Lei tu artículo con detenimiento y lo entiendo de manera lógica, pero mi dolor es ilógico, mi bebé murió en mi vientre cuando tenía 6 meses de embarazo. Eso fue hace 2 años, después de todo el procedimiento que corresponde me entregaron sus cenizas, y a pesar de todo el tiempo que ha pasado no lo he podido superar. Se que suena egoísta pero no me siento lista (ni se si lo estaré) para dejarla ir. Siento que en esa bebé está mi vida, mi Corazón, mi alma, mi todo. Si, quizás estoy cargando una cruz como tu amiga pero es mi hija, me duele. A veces he pensado justamente en esparcir sus cenizas, y dejarla ir pero entre mi dolor, egoísmo y razón no me dejan hacerlo.
Hola Yari. Lamento muchísimo tu experiencia. Nadie puede decirte qué hacer al respecto. De hecho, este es un artículo que deja abierta cada posibilidad, pues no es una ciencia exacta y los seres humanos somos además, emocionales.
Solo puedo decirte, con total conciencia, que todas las emociones que sientes sobre tu bebé, no están contenidas en esas cenizas. Un abrazo grande para ti y mi deseo de que puedas soltar el dolor porque, no te lo mereces.