Sincronicidad: ¿Coincidencias o destino?
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado eventos que nos parecen extraordinarios y a los que no le encontramos explicación sino que por el contrario, pensamos que forman parte de un puzzle o rompecabezas en el que se van armando piezas hasta llegar a un final que luego llamamos destino.
Y es que sí, los seres humanos tenemos la enorme capacidad de recrear historias basadas en aparentes hechos casuales y hasta le pusimos el nombre de Sincronicidad a estos eventos que son personales y que cada quien de acuerdo a sus vivencias y experiencias arma como una historia.
Bueno, justamente de estos eventos hablaré hoy, pues como siempre, el mundo científico tiene una explicación y el metafísico y energético, tiene otra, así que solo tú decides qué y en quién creer. ¡Comenzamos!
Causalidad o atracción
Ya sabemos que ni en el mundo energético, ni creo que en algún otro, existen las casualidades y esa es la razón para que muchas veces terminamos haciendo toda una novela de eventos que nos ocurren y que aunque no tienen nada que ver el uno con el otro, terminan siendo piezas claves en la construcción de nuestras historias de destino.
Y es que la creatividad e imaginación del ser humano es como el Cosmos: Infinita, por lo que de cosas que unos pueden calificar como insignificantes, algún otro puede hacer una historia muchísimo mejor que las nominadas a los premios de la Academia en materia de producción cinematográfica.
La sincronicidad está conceptuada por la ciencia como la simultaneidad de eventos que no tienen una relación de causalidad pero que tienen una conexión significativa para la persona que las observa o experimenta.
Estos fenómenos misteriosos que nos asombran y nos cautivan, han sido a lo largo de los años y las civilizaciones, estudiados y explicados desde distintos puntos de vista, pero llegando en casi todos los casos a la misma conclusión: Todo en el universo se conecta porque forma parte de un todo.
Ya en la Grecia antigua, Pitágoras habló de la “armonía de todas las cosas», mientras que Heráclito creía que el mundo estaba gobernado por un principio de totalidad. Por su parte, Hipócrates, considerado el padre de la medicina moderna, creía que cada partícula del universo permanecía en unión con las otras, aunque esto fuera invisible al ojo humano.
Hipócrates decía que la sincronicidad era una visión que le llevaba a explicar las coincidencias significativas como “elementos simpáticos” que se buscan los unos a los otros, mientras que en Oriente, la filosofía taoísta o la espiritualidad budista o hinduista, de igual modo conciben un universo interconectado e interdependiente.
La Sincronicidad es una simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal.
Carl Jung, psicoanalista
Lo que leíste en el párrafo anterior corresponde a la opinión del doctor Carl Gustave Jung, quien fue el primero en estudiar los eventos de sincronicidad y quien de hecho, le dio ese nombre a este fenómeno que ha ocupado la atención de muchos filósofos y estudiosos del comportamiento humano.
Esto se traduciría entonces en que la sincronicidad son dos o más eventos que suceden de manera simultánea pero uno no es consecuencia del otro y su única relación es tener contenido de ambos sucesos.
Este médico dijo que la sincronicidad es un término que va mucho más allá del término de la física convencional y lo asoció a un proceso de reestructuración interna así como a la individualidad y al fenómeno del inconsciente colectivo.
Otra de las teorías que hablan de la sincronicidad es la llamada Fenómeno de Ilusión de Frecuencia, conocida también en el mundo de la ciencia como Baader Meinhof en la que se explica que todos los seres humanos tenemos una predisposición biológica para detectar patrones.
Según esta teoría, este proceso se construye a partir de la observación de un elemento que se repite constantemente, de tal forma que el cerebro está pendiente de encontrar ese mismo elemento en otros lugares y situaciones en lo consecutivo.
Por su parte, la Psicología Gestalt fue una de las primeras en estudiar como el ser humano busca patrones en ocasiones donde no los hay. Por ejemplo, las pareidolias, que son esas figuras que miras y a las que tu cerebro les busca un significado similar a lo que ya conoce. ¿Recuerdas las figuras que ves en las nubes? Bueno, son un buen ejemplo de pareidolias.
Otra de las teorías que habla del tema se convirtió en una ley y se llamó la Ley de Littlewood, que dice que todas las personas experimentan un evento extraordinario cada 35 días.
Según lo que explica esta ley, una persona promedio está al menos 8 horas al día captando estímulos y percibiendo diferentes eventos, lo que significa que diariamente se captan unos 28 mil efectos cotidianos, así que en una semana una persona experimentará más de 1 millón de eventos, que lo llevará a que en promedio, cada 35 días, experimente algo fuera de lo común.
Así que en la ciencia, que a todo le busca explicación lógica, lo que se sostiene es que los seres humanos estamos inconscientemente buscando patrones en las experiencias que vivimos todos los días lo que entonces, nos permite construir un sentido de realidad e incluso, la sensación de que todo forma parte de un orden pre establecido.
Sin embargo, en medio de todas estas teorías, Jung dijo que el vivir una sincronicidad es una clara señal de transformación interna y un momento para reflexionar acerca de nuestro papel en el Cosmos, así que con esto, pasamos al otro lado del concepto de sincronicidad.
“Somos como islas en el mar, separadas de la superficie pero conectadas en la profundidad”
-William James-
Más que casualidades, son probabilidades
Estas en una ciudad lejos de todo, algo te recuerda a un amigo al que desde hace años no ves y entonces, de manera inesperada e imprevista, terminas encontrándolo en medio de la multitud. Eso es sincronicidad. Dos eventos que no tienen relación el uno con el otro, pero que terminan entonces, teniendo un significado para sus protagonistas.
En este caso, recordé a mi hermano y a su amigo de la juventud, Juan Cancio, quienes después de graduarse en la universidad, no volvieron a verse durante años aunque siempre planeaban hacerlo.
Pasaron muchísimos años y mi hermano se mudó a otro país, así que el hecho de volver a encontrarse alguna vez era bastante improbable.
Un día, mi hermano debió asistir a una convención sobre petróleo que se celebraría en China y una vez que estuvo allí, salió a conocer algo de la ciudad en la que se encontraba.
Luego de las visitas a los sitios interesantes, terminó en una discoteca y mientras estaba en la barra de aquel sitio nocturno, rodeado de asiáticos a quienes no les entendía ni una palabra, pensaba en las noches de juerga en su país y junto a los suyos.
Al otro lado de la barra, alguien lo miraba fijamente y cada vez con más insistencia, esta persona se acercaba más. Cuando estuvieron lo bastante cerca, mi hermano se dio cuenta de que ese que lo miraba era nada más y nada menos que su querido amigo Juan, a quien la empresa para la que trabajaba había enviado a la misma convención en China.
Más de 14 años habían pasado cuando se reencontraron y hasta ahora no se han vuelto a ver, pero ambos coincidieron al decir que estando en ese lugar y sin saberse, se pensaron en algún instante.
Como ves. juega un papel muy importante la parte de la probabilidad estadística, así que no aplica para casos como por ejemplo que estés pensando en tu hermano con quien hablas todos los días y mantienes comunicación constante y te repica el teléfono y es él, pues este sería un caso que puede ocurrir en cualquier momento.
Todo lo que tiene que ver con sueños, pensamientos, hechos y que luego tienen una manifestación en tu realidad, eso es sincronicidad.
Uno de los casos expuestos por Carl Jung, le sucedió a él mismo con una paciente que se encontraba en su consultorio hablándole de sus problemas y angustias. Según él mismo relató posteriormente, la mujer, que era bastante cerrada y racional, para quien no existía la posibilidad de la mente subconsciente y los significados que envía con las señales, le comentaba acerca de sus sueños constantes con un escarabajo que alguien le daba.
Jung pensaba entonces, en la manera de hacerle entender a su paciente que en el antiguo Egipto, el escarabajo significaba renacimiento y necesidad de abrir la mente a nuevas maneras de pensar. Sin embargo, como la dama en cuestión era tan impenetrable en razonamientos nuevos, aún no se atrevía a abrir su boca.
Jung llegó a la conclusión de que hay una conexión íntima entre el individuo y su entorno, que en determinados momentos ejerce una atracción que acaba creando circunstancias coincidentes
Acto seguido. el doctor comienza a escuchar detrás de su espalda, justo en la ventana de su edificio, un sonido que se repetía y que la verdad era bastante molesto, por lo que pidió disculpas, se paró, abrió la ventana y vio entrar a un insecto que de inmediato, atrapó con su mano.
Ya te imaginarás que ese insecto era nada más y nada menos que un escarabajo, que inexplicablemente llegó a ese lugar y que nunca antes y nunca después, fue visto, en una ciudad de clima frío que no era su hábitat y de ambiente oscuro, al que tampoco pertenecía. Esa fue una experiencia de sincronicidad absoluta.
Por su parte, el premio Nobel de la Física, Wolfgang Pauli, pensaba que la sincronicidad era solo una de las expresiones que caracterizaban al unus mundus, que sería entonces una realidad unificada de la que emerge y regresa todo lo existente.
Al igual que Carl y Wolfgang, la Teoría de la Totalidad y el Orden Implicado de la Mecánica Cuántica, del físico estadounidense David Bohm, explicaba lo mismo. Todo se nace, se relaciona y regresa de acuerdo a un orden en la realidad.
No es Apofenia
La apofenia es una tendencia que tienen algunas personas a buscar señales, patrones o significados en casi todo lo que ocurre a su alrededor, por lo que pasan sus vidas prácticamente, convertidos en cazadores de señales con las que pretenden guiar sus vidas o la de las personas que les rodean.
Recuerda que la sincronicidad ocurre de manera espontánea y no tiene que ver con la búsqueda de números, patrones, eventos, colores o letras de canciones que te manifiesten una señal, aunque con esto no niego que cada uno de estos elementos puedan, como te dije antes, tener un mensaje para ti.
Los sueños son mensajes de nuestro mundo interior que nos muestran aspectos de nosotros y de ese universo que está dentro de cada uno.
A través de ellos se reflejan tus inquietudes, pues te cuento que se piensa que la mayoría de las personas que logras ver mientras sueñas, eres tú mismo reflejado en fragmentos de tu propia personalidad.
Para los racionales puros, la sincronicidad no es más que una casualidad; sin embargo, para quienes estudian y entienden el mundo energético y defienden la tesis de que no existen casualidades en el Cosmos, esto forma parte de las señales del destino por lo que es importante estar atentos para recibirlas.
Y justamente, refuerzan sus teorías explicando que el universo tiene un orden divino que no puede ser alterado por lo que todo sucede cuando debe y no cuando nosotros queremos que así sea.
Las sincronicidades ocurren cuando los eventos se unen en relación con el mundo interior de una persona, en ese universo oculto que proyectamos y atraemos a partir del sentimiento. Así es como los seres humano logramos experimentar la capacidad de abrir nuevos campos energéticos.
A muchos nos ha pasado, por ejemplo, que nos equivocamos en algo y a partir de ese momento, toda la serie de eventos que desencadena esa equivocación casual, con el tiempo, deja ver que todos los elementos estuvieron relacionados desde un principio entre sí. Es algo así como si todo te fue llevando por el camino que escogiste.
Hay fenómenos que marcan nuestra experiencia pero hay otros que son advertencias, por lo que si te enfocas bien en las sensaciones corporales, no dejarás pasar las señales
Cuando te das cuenta de estas señales, eres capaz de ser consciente y esta capacidad te conduce por una nueva realidad en la que encuentras nuevos caminos, nuevas personas, nuevos escenarios pues tus sensaciones se están expandiendo y transformando en tu entorno y esto puedes usarlo para tu bienestar o para tu destrucción.
Recuerda que cuando estás claro en tus ideas y te enfocas en ellas, logras accionar no solo el pensamiento sino la realidad, por lo que si bien pueden abrirse todas las puertas que necesites, también y dependiendo de tu actitud, puedes dejar de avanzar hasta que reconozcas tus limitaciones.
¿Qué hago con ellas entonces?
Bien sea que creas que la sincronicidad es producto de las vivencias de la mente o que ellas son señales enviadas por el universo para enviarte un mensaje, lo oportuno que puedes hacer cuando las recibas o las encuentres en tu camino, es disfrutarlas, vivirlas y dejarlas ir.
Es muy importante que entiendas que las sincronicidades son luces en el camino que te dan una serie de alertas para que continúes una realidad o para que la detengas, así que te recomiendo meditar y cuestionarte acerca de lo que quieren revelarte para que entonces, logres esa transformación que desde tu mundo interior, solo tú puedes lograr.
Cuando ocurran eventos que no están planificados, en lugar de molestarte o perder el control, intenta agradecer el presente que estás viviendo y las señales que te sacan del pensamiento lineal y de la densidad de tu mente.
Cuanta más lucidez tengamos, más capaces seremos de ver las señales
Recuerda que en un mundo de energías, éstas nos conectan con el todo, así que si por ejemplo, sientes miedo a algo, es probable que en el momento en el que más se active esta sensación, logres atraer más de eso que te atemoriza.
Entonces, enfócate en lo que te produce paz, amor, armonía, felicidad, tranquilidad, pues somos espejo de nuestros pensamientos y si disciplinas tu mente para lograr lo deseado, eso que sí quieres comenzará a tomar forma transformado en todo lo que necesitas para que así sea.
Tú única tarea es mantenerte conectado, así que no dejes de persistir hasta ver concretados tus proyectos, porque siempre, la sincronicidad aparece y cuando así sea, es mejor que te encuentre con tu trabajo adelantado pues te aseguraste de emplear tus energías en concretar esos anhelos.
Aún si no crees en temas de energías y señales del universo, cuando algo así te ocurra, tú solo trata de entender y escuchar cuál es el mensaje que te está llegando en ese momento preciso de tu vida.
Ocurren que, generalmente, cuando unimos dos momentos que no tienen nada que ver el uno con el otro, pero que sin embargo, para ti tienen un significado importante, seguramente habrá un mensaje enviado directamente desde el universo.
Las sincronicidades se viven, se gozan y se dejan pasar. Hay que tomar acción y comenzar a vivir. Hay gente que espera todas las señales del universo para tomar decisiones, pero el mensaje se escucha para luego, seguir adelante. No te obsesiones con ellas ni las persigas. Lo que ha de ser, será y lo que es para tí, llegará, siempre y cuándo también estés tu accionando para que así sea.
Escucha la señal, disfruta la experiencia y continúa construyéndote la vida que te mereces.
Te dejo un artículo que escribí hace poco sobre la Ley de la Compensación con el que puedes entender un poco más acerca de la sincronicidad y la acción desde nuestras vidas para lograr lo que queremos ver manifestado.
Una vez más, gracias por leer y acompañarme en esta plataforma.
Hace 27 años me enamoré de un chico en el pueblo de mis padres, nos entendíamos sin palabras, sólo mirándonos a los ojos. Yo no vivía allí, así que dimos por sentado que la distancia , con un mar de por medio, daba «fin» a lo nuestro. Intenté olvidarlo todo y jamás lo conseguí. Aunque nos volvimos a ver, ya no ocurrió nada más, si acaso malentendidos. Me mudé al pueblo de mis padres hace 1 año y medio , en parte llevaba una misión de volverlo a ver, darle las gracias y pedirle perdón por los malentendidos. Se dió el día y fue mágico, el fuego entre sus ojos y los míos incendió el aire. Nos volvimos a ver una segunda vez, y me di cuenta que era improbable nada entre nosotros, que no me convenía, y que la misión estaba cumplida. Me fui a un retiro espiritual con la intención de soltar y cerrar la herida con el amor más grande del mundo. Tenía el corazón en llamas. A la semana siguiente, una voz me dice, «ahora sí» ,» esta vez vas a tener suerte», y me volví a apuntar a la página de citas que había aborrecido por completo. Un chico toma la delantera y quiere conocerme a toda costa. Nos conocemos y conectamos increíblemente. Me entero que nació el mismo día que mi amor de juventud, que perdió a su padre a los 27, el amor de juventud perdió al suyo a los 21, le gusta escribir, mi amor de juventud es poeta y profesor….nuestras vidas han sido similares, me empuja a hacer cosas, yo le apoyo en sus cosas y desafíos, y veo en él mi reflejo de un alma preciosa. Él sintió días antes de conocernos una energía potente que le dijo que venía algo grande a su vida. Estamos a unas cuantas horas de distancia por ahora, pero las señales no las puedo ignorar…me dicen que adelante, que vale la pena. A veces me acojona lo «enorme» que es esto ..pero el amor nos guía…
Tú y solo tú, sabrás qué tan poderosa y fuerte es esta conexión. Que el amor te siga guiando